7 de enero de 2015

1618- PREGUNTAS, SIN RESPUESTA...

Es probable, por mis escritos satíricos respecto a cualquier ideología política y religiosa, que alguno de mis lectores haya podido pensar que soy un ateo, enemigo además del orden establecido, pero no, no es así. Lo que sucede es que soy bastante escéptico y tengo poca o nula confianza en los políticos y menos aún de los mediadores entre Dios y los hombres. 
Desde el punto de vista político, he conocido poca gente honrada. Más bien muchas ganas de mandar, pero no para hacer el bien a los demás, si no para hacérselo a ellos mismos. Hay poco altruismo en el campo de la política. En cuanto a las religiones...


Para comenzar diré que la palabra "dios" me parece poco acertada. Será porque es la usada por todas las religiones del mundo y son pocos los sacerdotes que muestran 
temor de Dios y caridad con el prójimo. Los hay, claro que los hay, pero son tan pocos... Predicar con el ejemplo no ha sido nunca lo suyo. Claro que de la mezquindad de los hombres Dios no tiene culpa alguna. He dicho que la palabra "dios" no me dice nada, pero no tengo sustituto para ella... En su infinita misericordia Él puso los medios y la libertad para que cada cual obrase a su libre albedrío. Solo nos falta saber por qué y para qué estamos aquí. Me siento como ratón de laboratorio, que no sabe que se espera de él.

De que Dios existe, no tengo la menor duda. Para creer en Él solo se necesita mirar al cielo, a las flores silvestres de una senda cualquiera, a las abejas que liban el néctar de las flores de cualquier árbol frutal, al sol que nos alumbra cada día. Ya no te digo cuando se contempla el firmamento con los adelantos técnicos con los que se cuenta actualmente... Yo no sé qué o quien es Dios, ni como llamarlo, pero veo con claridad que no somos (casi) nada y no acierto a comprender qué es lo que hacemos aquí y para que sirve nuestra vida, si es que sirve para algo... ¿Como pretender que nuestra miserable existencia, tenga un papel relevante en este mundo de miserias infinitas?.


Está claro pues que no somos (apenas) nada, pero algo debemos ser cuando se nos ha dado la vida, un tiempo y un espacio que ocupar en el Universo, aunque sea por poco tiempo... ¿Cómo no creer en Dios?. Solo los que no piensan, pueden ser ajenos a su existencia. Claro que de esto a creer en los que dicen ser sus servidores... Para mí, ¿que quieren que les diga?, no son más que un hatajo de "listos", holgazanes que viven de la ignorancia de los demás. Zánganos prepotentes y pecadores que predican lo que no creen ni practican. Lejos de la caridad con el desvalido solo se acercan a la sombra del árbol frondoso. ¿Cómo creer en ellos y en lo que ellos predican, cuando sus actos son tan diferentes a su palabra?. 

¿Como creer en sacerdotes de vida pecaminosa, que no demuestran ningún temor a Dios?. Él está presente sí, pero no en la iglesia ni en la boca pecadora del sacerdote. Como he dicho antes, hay que buscarlo en la inmensidad del Universo o en la sencillez de cualquier elemento de la naturaleza. Ante la complejidad de un Universo infinito, está claro que nuestro papel en el mundo es desgraciadamente minúsculo, casi ridículo. Los grandes sabios apuestan más por los designios de la Naturaleza que por la presencia de un Dios Hacedor. Si el Universo tuviera límites, podríamos creer que tenemos un pequeño papel en la comedia de la vida pero, vista nuestra miserable existencia y la grandeza del Universo, solo puedo repetir la pregunta de siempre: ¿cual es mi papel en el mundo?.

RAFAEL FABREGAT

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