31 de enero de 2015

1646- EL VOLCÁN SANTA ELENA.

Este volcán no se consideraba especialmente peligroso hasta 1980 cuando el 18 de Mayo se llevó a cabo una catastrófica erupción que se llevó por delante la vida de 57 personas y con ellas 250 casas, 300 Km. de autopistas, 24 Km. de vía férrea y 47 puentes. El monte Santa Elena está ubicado en el Estado de Washington, en la región del Pacífico Oriental de los Estados Unidos. Son 154 Km. al sur de Seattle y a 85 Km. al noroeste de Portland, en Oregón. 

Nada hacía presagiar tal destrucción. La explosión, de apenas 30 segundos, fue de tales dimensiones que la enorme montaña de 2.950 metros de altura, quedó reducida en unos instantes en tan solo 2.550 metros. Se calcula a la fuerza equivalentede una explosión nuclear de 400 megatones y percibida a cientos de kilómetros, como un terremoto de 5,1 grados en la escala Richter. La roca pulverizada y los diferentes materiales expulsados se calcula fueron escupidos a una velocidad superior a los 1.000 Km./hora.

De repente el cielo cayó sobre las casas y las gentes. No es fácil imaginar tal destrucción. En un momento la inmensa mole de 400 metros de altura saltó por los aires y millones de metros cúbicos de escombros (2,3 Km3) bajaron del cielo y por la ladera destrozándolo todo a su paso. Esta avalancha se considera la mayor de la historia desde que hay registros. El relativamente pequeño cráter anterior, normalmente humeante, dejó paso a un inmenso cráter en forma de herradura de 1,5 Km. de diámetro.

Como la mayor parte de los volcanes de la zona, el monte Santa Elena está formado por diferentes capas de escombros volcánicos depositados a lo largo de miles de años: lava, cenizas volcánicas, piedra pómez y otros muchos materiales. En las últimas erupciones del siglo XIX se formó la cumbre que había antes de la gran erupción de 1980 y varias cúpulas de dacita por las que el volcán dejaba escapar sus gases. No es que el volcán Elena sea ninguna rareza en la región, sino todo lo contrario. 

Más de 150 volcanes activos forman el llamado "Anillo de fuego del Pacífico" siendo el monte Hood el mayor de ellos con 3.426 metros. Sin embargo ninguno tan bello y simétrico como el Monte Santa Elena (primera foto) que recibió el nombre popular de "el Fujiyama de América". Con su extensa cubierta de nieve y hielo la montaña tenía ciertamente su atractivo, cosa que no ocurre en la actualidad por la pérdida de los mencionados 400 metros de altura y por el boquete irregular que produjo la erupción, semilateral. Este es el actual aspecto de la montana. Sobran las palabras...

RAFAEL FABREGAT

1645- TÚNELES SEQUOYA PARK.

La cosa no tiene más misterio. A finales de 1.937 en el Sequoia National Park de California (EEUU) cayó uno de los árboles gigantes sobre una de las carreteras del parque forestal obstruyéndola por completo. Se trataba de un árbol de 84 metros de alto por 6,5 metros de diámetro en la base, un ejemplar que en el momento de su caída superaba los 2.100 años de edad. 


Aunque en breve espacio de tiempo se preparó una derivación de la carretera para permitir el acceso de los vehículos, al verano siguiente un equipo de empleados del citado Parque Natural se personó en el lugar y provistos de grandes motosierras abrieron un túnel a lo ancho del citado árbol para permitir la circulación, al menos de turismos. El resultado es el curioso túnel que vemos en la foto superior, que se ha convertido en uno más de los atractivos del Sequoia National ParkTal circunstancia no debe extrañarnos en demasía pues como vemos en la segunda foto también los hay con carreteras que los atraviesan estando en pie. 

Y es que en 1.881 fue cortado un túnel a través del árbol 
Yosemite Wawona, lo que constituye una curiosidad mayor si cabe, que actualmente sería considerada una aberración ecológica de consecuencias políticas incalculables. En ese mismo parque hay árboles que superan los 85 metros de altura y hasta 8,6 metros de diámetro por lo que, con túnel o sin túnel, está claro que hay ejemplares verdaderamente colosales que gozan cada año de la visita de miles de curiosos.

Y es que por lo visto los norteamericanos disfrutan mucho con esto de los túneles. Por si alguien tiene dudas, aquí tiene una de los accesos a este mismo Sequoa National Park... Una inmensa roca fue también aprovechada en 1938 para "fabricar" uno de esos curiosos túneles. Actualmente y para evitar cualquier desgracia, los vehículos ya no pasan por debajo, pero ahí está como curiosidad, para pasar a pie y para hacerse una foto simpática.

RAFAEL FABREGAT

30 de enero de 2015

1644- JUDAS ISCARIOTE.

¿Por qué Jesucristo, sabiéndolo todo por ser hijo de Dios y Dios mismo, eligió a Judas Iscariote como uno más de sus apóstoles...? Claro que esto es lo que dicen los Evangelios Canónicos, una lista de "historias" elegidas a dedo por gentes que tenían más de políticos que de santos. Dicha relación de relatos se eligió en el siglo II d.C. por autores judeocristianos y la llamaron "Didaché" o "Doctrina de los apóstoles" pues pudo estar basada en los Evangelios de Mateo. Sin embargo algunos estudiosos bíblicos afirman que, tanto los Evangelios de Mateo como los que forman el Nuevo Testamento, pueden ser de autores posteriores que utilizaron documentos y tradiciones anteriores dando como autor al personaje del que se atribuyen.

La confirmación definitiva de los Evangelios Canónigos y la exclusión de los manuscritos apócrifos, no se llevó a cabo hasta finales del siglo IV. 
Por otra parte y para mayor abundamiento, la "lista oficial" de libros del Nuevo Testamento, no se presentó con carácter dogmático hasta el Concilio de Trento del año 1546. El "Fragmento Muratoniano" es un manuscrito con la lista más antigua de libros canónicos del Nuevo Testamento
Sin embargo, aunque la lista se fecha en el año 170 por nombrar al papado de Pío I como papa reciente, el manuscrito está datado en el siglo VII y no se encuentra hasta mediados del siglo XVIII, cuando Ludovico Antonio Muratori, erudito y eclesiástico italiano lo encontró en la Biblioteca Ambrosiana de Milán y lo publicó en 1740.

Independientemente de que Jesús de Nazaret fuera hijo de Dios o un simple (no tan simple) mortal que consiguió embaucar a un buen número de fieles y que éstos siguieran sus doctrinas, hasta incluso crear una religión, está claro que la Historia la escriben los hombres y la deforman a voluntad, siempre a favor de sus lealtades o según convenga a sus intereses. A estas alturas nadie duda de la existencia de Jesús de Nazaret, como personaje popular que arengaba a las masas con sus predicamentos, pero sí de que fuera hijo de Dios. Políticos charlatanes, con unos u otros fines, los ha habido siempre, pero de ahí a ser hijo de Dios hay todo un mundo, de la misma manera que la figura de Judas podía haber sido simple puntal necesario para la historia del personaje.

Según las escrituras que la Iglesia Católica predica, Judas Iscariote fue apóstol de Jesús y fiel acompañante de Éste por las tierras de Judea y Galilea, pero también traidor que reveló a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían apresarle fácilmente sin que sus seguidores pudieran interferir. Así lo anunció Jesús en la cena del día anterior. (Uno de vosotros me traicionará). Judas Iscariote no fue traidor por voluntad propia, puesto que así estaba escrito que debía suceder. Era voluntad divina. Parece ser que Jesús no era tan popular como nos quieren hacer creer, puesto que fue necesario un beso de Judas en su mejilla para identificarle. Después hay versiones para todos los gustos... 

Mateo (26:15) dice que, arrepentido, Judas derramó en el Templo las 30 monedas y que intentó devolverlas pero no le fueron aceptadas. Hechos (1:18) dice que con el dinero de su traición compró un campo en el que cayó y se reventó derramándose sus entrañas; Mateo (27:5) retoma el relato de Judas para decir que, desesperado por la traición llevada a cabo, acabó ahorcándose. Demasiadas incoherencias. ¿A quién creer?. Son muchos los que creen que la animadversión a Judas y esa traición que posiblemente no se produjo, fue atribuida para favorecer el antisemitismo creando un estereotipo negativo para el pueblo judío, del que Judas era originario. Esta generalización tuvo éxito a pesar de que otros apóstoles y también el propio Jesús eran judíos.

Según una leyenda medieval (otra más) Judas ya practicó el fraticidio, el parricido y el incesto antes de traicionar a Jesús. Su madre (Ciborea) soñó que el hijo que llevaba en su vientre iba a ser una amenaza para su padre, para Dios y para su pueblo, motivo por el cual lo abandonó recién nacido en una cesta que arrojó al mar. La cesta llegó a la isla de Iscariote y la reina que no tenía hijos lo adoptó. Poco después la reina tuvo un hijo y ambos se criaron juntos, aunque Judas maltrataba constantemente a su hermanastro hasta que finalmente lo mató. Judas huyó a Jerusalén y allí entró al servicio de Pilato. Casualmente entró a robar manzanas al huerto de su padre que lo sorprendió y en la pelea mató a su progenitor, para acabar casándose con su viuda que era su propia madre...(!)

Averiguada su verdadera identidad y arrepentido por todos los hechos acontecidos durante su corta vida, se unió a los apóstoles de Jesús como fórmula para redimirse y expiar todos los pecados cometidos. Sin embargo, lejos de redimirse, acabó traicionando a su Maestro por 30 monedas de plata... ¿Donde está la verdad?. Sencillamente no existe. Está claro que hay una base, un principio de verdad, pero tantas veces manipulada que nadie podrá saber jamás donde está la verdad verdadera. Ni siquiera los más altos estamentos de la Iglesia Católica lo saben, a no ser que todo sea una gigantesca mentira y hasta la propia base jamás existiera. Yo ciertamente no lo creo así. Más bien creo en la manipulación interesada.

La última versión (la que faltaba) es que Judas Iscariote fue un revolucionario y líder de la revuelta judía contra los romanos. Según esta última teoría, Dios no se encarnó en la persona de Jesús, sino en la de Judas, con lo cual existe una interpretación errónea de los hechos. En 2006 se publicó un texto gnóstico del siglo II que, con el título de el Evangelio de Judas, se atribuye a Judas Iscariote. Según se dice en el mismo, Jesús pidió a Judas que lo traicionara y como supremo acto de obediencia, éste cumplió la orden. Para los gnósticos este fue un acto sagrado, necesario para liberar al Espíritu Santo del cuerpo de Jesús, entonces un simple mortal. ¿Qué ocurrió realmente?. No lo sabe nadie. Para muchos musulmanes, Jesús escapó de la crucifixión y Judas ocupó su lugar...

RAFAEL FABREGAT

29 de enero de 2015

1643- LA CONQUISTA DE CANARIAS.

Se sabe positivamente que los romanos llegaron a las Islas Canarias y que fueron ellos los que le dieron este nombre por la gran abundancia de "canes" que había. No las tomaron como asentamiento permanente sino como punto de explotación de diferentes productos que el imperio demandaba y muy en especial el tinte. Los romanos estaban presentes en la totalidad de la costa norteafricana y dada su proximidad, de tal dominio se produjo la exploración de las aledañas Islas Canarias. Sin embargo se cree que no les mereció interés fijar residencia en un lugar considerado entonces fin del mundo conocido y sus visitas temporales a las mismas tenían como único fin la obtención del tinte púrpura, entonces muy demandado en Roma. 


Conquistados los últimos reductos cántabros y astures en el año 19 a.C. la totalidad de la Península Ibérica estaba dominada por Roma. No hay apenas noticias de que los romanos fueran más allá, pero un equipo de arqueólogos de la Universidad de la Laguna ha determinado que Roma llegó a las Islas Canarias. Tal afirmación está demostrada con el hallazgo de una cantidad ingente de moluscos (Stramonita haemastona) procesados para obtener el citado tinte púrpura. En el mismo lugar se han encontrado numerosos restos de cerámica de origen romano que no serían otra cosa que utensilios de la vida cotidiana de aquellos especialistas del tinte que pasaban largas temporadas en las islas en la preparación de este producto. 


Todos los hallazgos obtenidos datan de entre el siglo I a.C. y el I d.C., época en la que los romanos desarrollaron este trabajo en las Islas AfortunadasNada más se sabe del periodo intermedio entre la decadencia romana y la llegada de los españoles, exceptuando algunas referencias árabes que hablan de unas "islas atlánticas" que bien pudieran ser las Canarias. Lo que sí está claro es que las islas ya estaban habitadas por los aborígenes, a quienes los bereberes llamaban "guanches", gentes que se presume llegaron del continente africano próximo entre el siglo X y el V a.C. Sin embargo no es hasta el siglo XIII cuando las visitas de europeos a las Islas Canarias se hacen frecuentes. 


Hispanos, portugueses e italianos buscan rutas marítimas hacia oriente, en busca de la seda y las especias, cuando no los esclavos y el oro africano. En el siglo XIV las técnicas de navegación y la cartografía han adelantado sobremanera y las Islas Canarias ya aparecen en los mapas. Diferentes monarquías europeas están en expansión, en lucha contra anteriores conquistas árabes. La primera visita europea documentada a las Canarias fue la del genovés Lanzarotus Marocelus 
que llegó a Lanzarote en 1312 y permaneció en la isla durante más de veinte años, motivo por el cual ésta lleva su nombre. 
A partir de entonces la existencia de las Canarias es conocida en toda Europa. Génova y Portugal se interesan en su dominio, pero son los castellanos quienes las conquistan. 


La resistencia de los aborígenes fue brutal pues muchos de ellos viven en cuevas inexpugnables de las montañas, mientras otras les sirven de graneros o de necrópolis. Prueba de ello son los casi cien años que costó su conquista definitiva. La primera llegada y explotación de los tintes canarios la hizo el normando Jean de Bethencourt en el año 1402 con el apoyo de Enrique III de Castilla aunque, tratándose de un interés particular, prontamente obligó a entregar sus recursos al rey de Castilla. La conquista de Lanzarote costó tres años, pero aquello era solo el comienzo. 

Bethencourt permaneció en las Canarias hasta 1412 cuando vendió sus derechos al conde castellano Enrique de Guzmán a partir de cuyo momento las islas fueron sometidas a constantes permutas y divisiones. En 1478, tras el dominio de Lanzarote, Fuerteventura, el Hierro y la Gomera, los Reyes Católicos se plantean el dominio definitivo de las restantes islas, las más grandes y peligrosas y es entonces cuando comienza la etapa más épica y peligrosa. Tras varios intentos y otros tantos fracasos, el capitán aragonés Juan Tejón se dirige con 650 soldados castellanos a la conquista de Gran Canaria, poblada por 40.000 aborígenes. Apenas desembarcar 20.000 guerreros isleños caen sobre los hombres de Tejón, pero lo hacen en ataque frontal y solo armados de piedras y lanzas de madera, lo que permite a los castellanos matar a 300 isleños y repeler el ataque.

Los castellanos no salen ilesos y son muchos los españoles que quedaran sin dientes por las pedradas recibidas. Solo la muerte del líder Doramás permitió dominarles. El siguiente objetivo fue la Isla de La Palma. En principio presentaba poco obstáculos puesto que solo estaba habitada por 2.000 nativos, fragmentados en 12 reinos. Menos el de la Caldera de Taburiente, todos ellos fueron rápidamente conquistados en 1492. Solo el último rey se resistió con un centenar de hombres, amparados en lo escarpado del terreno. Finalmente el rey fue apresado y embarcado hacia Castilla, pero se declaró en huelga de hambre, muriendo de inanición antes de llegar a su destino. 

Valle de Aguere, lugar de la última batalla.
En 1493 todas las Islas Canarias estaban bajo dominio de Castilla, excepto Tenerife. Las tropas castellanas encontraron en esta isla más dificultades de las esperadas. En una de las muchas escaramuzas los castellanos regresaban del Barranco del Acentejo con una gran cantidad de ganado que habían requisado a los guanches. De repente un ejército nativo, dirigido por su jefe Bencomo emboscó a los españoles y provocó la estampida de las reses sembrando el cáos en las filas catellanas. El ataque se saldó con 900 castellanos muertos y cientos de heridos. El propio comandante español quedó con la cara destrozada por una pedrada. 

Estátua de Bencomo, en Candelaria. (Tenerife)
Tras su recuperación solicitó refuerzos al tiempo que el jefe Bencomo, viendo su superioridad numérica, actuaba con ligereza. En el llano de Aguere el líder guanche presentó batalla a los españoles. Los castellanos contuvieron la habitual lluvia de piedras el tiempo suficiente para que 600 aliados rodearan por detrás a los canarios. En esta batalla se produjo la muerte de su jefe Bencomo y la derrota guanche definitiva, a la cual siguió una peste que diezmó a la población local. Oficialmente la conquista de las Canarias finalizaba con la firma de la Paz de los Realejos en 1496. Aunque algunos grupos aislados siguieron guerreando por las cumbres hasta bien entrado el siglo XVI, las Canarias eran españolas.

RAFAEL FABREGAT

28 de enero de 2015

1642- ¡TENGO MIEDO AL AVIÓN...!

EL PUENTE. Los Mismos. (1964)

Tengo miedo al avión,
también tengo miedo al barco,
por eso quiero saber que tengo que hacer 
"pa" cruzar el charco.
Yo sabría esperar
porque el tiempo no me importa
si construyeran un puente
desde Valencia hasta Mallorca.
Será maravilloso
viajar hasta Mallorca.
Sin necesidad de tomar el barco o el avión,
solo caminando, en bicicleta o auto stop.

Gustavo Cerati



El trío "LOS MISMOS" 
- Elena Vázquez (Valladolid 1948)
- Antonio Pérez (Valladolid 1944) 
- Benjamín Santos (Palencia 1944).
Empezaron su carrera musical con el nombre de "Los Jollys" y con la discográfica Columbia, consiguiendo su primer gran éxito en 1965 con la grabación en español de la canción "Supercalifragilisticoespiralidoso", de la película Mary Poppins. En 1968 adoptan su nombre definitivo (Los Mismos) a la vez que contratan con la Discográfica Belter. Canción veraniega por excelencia, EL PUENTE fue sin duda uno de los mayores éxitos de su carrera musical. El grupo se disolvió en 1978. 


Claro que mi idea inicial no era escribir sobre música, ni de este simpático trío musical que tantas alegrías nos dio a los jóvenes en los famosos "Años 60". Textualmente quería yo animar a todos aquellos que, con una fobia carente de todo sentido y justificación, se abstienen de conocer algunos destinos turísticos o culturales por ser de gran dificultad el hacerlo sin usar el avión. Yo, la verdad, no siento temor alguno cuando vuelo. Solo una cosa me preocupa y es que (casi) siempre que el avión aterriza sin novedad los pasajeros suelen aplaudir. ¿Tan difícil es aterrizar sin que suceda nada malo?. Perdón, es broma...

RAFAEL FABREGAT 

1641- GUERRAS TRIBALES. (CELTAS)

Hablar de guerras tribales es actualmente hacerlo de un juego online, en el que mides tus cualidades de estratega frente a un ordenador. Sin embargo esto no fue siempre así. Unos siglos atrás, el señor de cualquier territorio estaba amenazado constantemente y la lucha por mantener la posesión de sus tierras era pilar fundamental para él y para su estirpe. En cualquier parte del planeta, se trataba generalmente de territorios pequeños y su defensa era una forma de garantizar la gloria personal y la supervivencia de su familia. Este tipo de guerras tribales tuvo gran importancia entre los celtas de Irlanda y del norte de Bretaña.


Dentro del militarismo celta los conflictos armados entre los reinos vecinos eran constantes, unas veces para defender derechos históricos y otras para ampliar territorios, 
aprovechando coyunturas adversas de los demás. 
Dependiendo de las circunstancias, las tribus celtas se aliaron en múltiples ocasiones con el propio diablo a fin de conseguir el objetivo de vengar una afrenta o derrotar a otras tribus celtas. En esta lucha contra el orgullo buscaron la colaboración de romanos, griegos y todo aquel que estuviera dispuesto a ayudarles puesto que la guerra tribal estuvo muy presente en las sociedades celtas. 

Más que una conquista territorial era casi un deporte, la forma de hostigar al rival, dominarle políticamente y conseguir, de paso, un beneficio económico. Un vasallaje y al mismo tiempo un tributo con el que incrementar sus rentas. Las espadas eran las armas principales en ese periodo que nos lleva desde el siglo VI a.C. al siglo XII de nuestra era. En las últimas fases de la Cultura Halstat el hierro empezó a sustituir al bronce y apareció la clásica espada larga y el puñal, como se demuestra en los yacimientos de la época. En los siglos siguientes aparecieron los carros de guerra y la cota de malla, anillos metálicos no unidos entre sí, sino cosidos directamente sobre la tela. 


Sin embargo esta prenda es muy poco frecuente, lo que demuestra que solo estaría al alcance de guerreros de alto rango. También son de esta época y más abundantes que la malla los cascos, aunque en general los combatientes celtas solían llevar escasa protección. Salvo en Irlanda y norte de Gran Bretaña, la conquista romana extinguió la independencia de los pueblos celtas por lo que tras esa época invasiva quedaba ya muy poco de aquellas luchas tribales anteriores y solo Irlanda siguió manteniendo parte de aquel estilo de luchas entre la élite regional, que se mantuvo viva hasta la llegada de los vikingos y las invasiones normandas. 


La lucha a pie, sin armadura pero con cascos, luchando con espadas, lanzas, hachas y jabalinas y siempre protegidos con su escudo correspondiente. Las invasiones vikingas no solían ser muy numerosas y se limitaban a simples avanzadillas llegadas por mar. Sin embargo las invasiones normandas del siglo XII fueron muy distintas. La ineficacia de las tácticas de resistencia tradicional obligaron a los celtas irlandeses a evolucionar a estilos de guerra más propios de la época medieval, apoyados por mercenarios de élite. Estos mercenarios se denominaban Gallowglass y eran de origen escandinavo. 


Los Gallowglass eran grupos de apenas un centenar de hombres especializados, de lucha feroz y frenética, profesionales de la guerra que vendían sus servicios militares a cambio de tierras y posición entre los nobles a quienes servían. En plena Edad Media habían alrededor de 60 clanes de este tipo bajo control de la nobleza irlandesa. Pero todo aquello pasó. Los valientes celtas y sus mercenarios marcharon como marcharemos todos y sus descendientes se entremezclaron unificando su cultura. Las guerras tribales habían dado paso a otra época muy distinta: el fortalecimiento de la nobleza, la unificación de territorios y el nacimiento de grandes naciones.

RAFAEL FABREGAT

27 de enero de 2015

1640- LAS NOTAS MUSICALES.

El origen de la música es viejo. Toda cultura conocida, ha tenido alguna forma de manifestación musical. Es como si fuera tan antigua como el ser humano, anterior incluso al momento en que éste se extendiera por todos los rincones del planeta, más de 50.000 años atrás. En las pinturas rupestres ya hay imágenes de seres humanos danzando. En la prehistoria se celebraban rituales de guerra y de caza, alrededor de hogueras y acompañados de cantos y sonidos realizados con cañas, huesos y conchas. También en Sumeria ya contaban 5000 años atrás con instrumentos de cuerda como el arpa y la lira, amén de tambores y otras formas de percusión. 


Además del arpa y la lira, en el Imperio Nuevo del antiguo Egipto (1550 a.C - 1070 a.C.) ya se utilizaban también algunos instrumentos de viento como las trompetas y el oboe doble, especie de flauta de madera o caña que se perfeccionó notablemente en Grecia. También en Oriente hubo un gran desarrollo musical en el mismo periodo de la Historia. No amigos, la música no es precisamente algo nuevo. Lo que sí es relativamente nuevo son las notas musicales y por lo tanto la fórmula para escribirlas y combinarlas, lo que nos hace pensar que en tiempos antiguos se tocaba de oídas y la manifestación musical era solamente una exteriorización de sus sentimientos a través de ritmos y sonidos.

No sería hasta el siglo XI cuando el monje benedictino Guido D'Arezzo (995-1050) dio nombre a las notas. Sin embargo la Historia quizás fue demasiado generosa con este monje de raíces gregorianas, habida cuenta que en realidad lo único que hizo D'Arezzo fue extraer estos nombres de los hemistiquios del "Himno a San Juan Bautista" compuesto por Paulo Diácono en el siglo VIII y que podemos escuchar haciendo clic sobre el enlace que figura a continuación: https://www.youtube.com/watch?v=SugtS3tqsoo

Himno a San Juan Bautista
UT queant laxis
RE sonare fibris
MIra gestorum
FAmuli tuorum
SOLve polluti
LAbii reatum
Sancte Iohannes 


Estas son pues las siete notas extraídas por Guido D'Arezzo del citado himno a San Juan Bautista. La nota SI son las iniciales de San Juan.
Posteriormente, en el siglo XVI, el francés Giovan Battista Doni decidió cambiar el nombre de la nota UT, de difícil pronunciación en el solfeo, sustituyéndola por Do que era la primera sílaba de su apellido. De esta forma, curiosidades de la Historia, ha llegado a nosotros el nombre de las notas musicales.

RAFAEL FABREGAT

1639- EL CASTILLO DE EILEAN DONAN.

A un lado del lago Duich, al noroeste de Escocia (Reino Unido), está situada la pequeña isla de Eilean Donan y sobre ella el famoso castillo del mismo nombre, fortaleza romántica pero difícil de tomar puesto que solo un estrecho puente de piedra la separa de la orilla. 


El lago Duich está conectado al océano Atlántico por medio del lago Alsh y por tanto afectado también por las mareas, lo que hace complicado su acceso sin utilizar el citado puente.
El Castillo de Eilean Donan fue construido en 1220 por Alejandro II de Escocia, sobre las ruinas de un fuerte de las tribus pictas para la defensa de las incursiones vikingas. También fue refugio de Roberto I de Escocia, enemigo acérrimo de Eduardo I de Inglaterra que buscaba la anexión de esas tierras a la Corona Británica. Lograda esa unión el Castillo de Eilean Donan fue abandonado hasta el siglo XVII cuando, con motivo del levantamiento que pretendía devolver el trono a Jacobo II de Inglaterra, pidieron ayuda a los españoles, entonces gobernados por Felipe V. 

El monarca español aceptó prestar la ayuda requerida y mandó un destacamento de 300 soldados, parte del cual se instaló en el Castillo de Eilean Donan como vigilantes del polvorín instalado en el subsuelo. Los rumores del levantamiento y la ayuda española llegaron a oídos británicos que de inmediato mandaron tres fragatas para acallarlos. La pequeña resistencia española fue fácilmente derrotada y para que el Castillo de Eilean Donan no fuera nunca más usado como punto estratégico en otros posibles levantamientos fue bombardeado durante tres días seguidos para, al final, demolerlo haciendo explotar el polvorín que acogía. 


Este fue el final del famoso castillo, que quedó convertido en un simple montón de escombros. También sería el final definitivo de los levantamientos en apoyo de Jacobo II que fueron totalmente derrotados en la Batalla de Culloden en 1746. No sería hasta 1911 cuando, siguiendo la tradición romántica de principios del siglo XX, el teniente coronel MacRae Gilstrap decidió comprar la pequeña isla y el montón de ruinas que contenía, en un intento de devolver a dicho lugar el encanto de siglos pasados. Para facilitar las labores de desescombro y nueva construcción del castillo, hizo levantar el puente de piedra que hoy podemos contemplar y que inicialmente no había en el lugar. 

Veinte años hicieron falta para dar por finalizada la obra que quedaba inaugurada en 1932. El nuevo castillo que hoy podemos contemplar, se elevó exactamente sobre los cimientos primitivos del castillo anterior, aunque había pocos datos de la silueta del castillo original. Tras muchísimas improvisaciones el resultado resultó armonioso, de aspecto antiguo pero con instalaciones interiores modernas y de gran comodidad, muy superiores a lo que puede esperarse de un castillo que aparentemente pertenece al siglo XVIII o anterior. La visita nos muestra un interesante salón y cocina o habitaciones normales para cualquier casona de la comarca. 

Nada especial que compense el pago de la entrada y guía correspondiente, ya que el acceso a la isla es gratuito a partir de las 6 de la tarde y por lo tanto podemos llegar hasta las mismas paredes del castillo sin pagar un solo céntimo. 
Interesante, eso sí, ver el castillo con su iluminación nocturna que lo transforma por completo, al darle mayor amplitud y una imagen fantasmagórica que reaviva sus más antiguas leyendas.

RAFAEL FABREGAT

26 de enero de 2015

1638- LA VENUS AUSTRIACA.

En año 1908, en un yacimiento paleolítico austriaco, a orillas del Danubio, fue hallada una estatuilla antropomorfa a la que su descubridor, el arqueólogo Josef Szombathy denominó "la Venus de Willendorf", por ser el lugar del hallazgo.
La estatuilla, de 22/24 mil años de antigüedad, fue tallada en piedra caliza y tintada con ocre rojo. 
Se trata de la figura de una mujer desnuda de medidas: 11,1 cm. de altura X 5,7 cm. de ancho X 4,5 cm. de profundidad. En su parte más ancha el perímetro es de 15 cm.  Los pies no están representados o se han perdido, por lo que la figura termina en los tobillos.


Aunque carece de rostro, la cabeza (cubierta por capucha o peinado) parece mirar ligeramente hacia su seno derecho. Los brazos muy delgados son casi imperceptibles y doblados sobre los senos. 
Su abdomen, vulva, nalgas y mamas parecen una representación de la fertilidad que poco o nada tienen que ver con la denominación de "Venus", como imagen clásica de la belleza. 
No se descarta sin embargo que su obesa apariencia represente un elevado status social en tiempos de cazadores-recolectores y símbolo por tanto de seguridad y bienestar extremadamente escasos. 
No es descabellado pensar que en tiempos de tanta dificultad para acceder a la comida, la orondez no fuera motivo de belleza o al menos de gran distinción.



La estatuilla apareció en el asentamiento II y data del periodo Gravetiense, ignorándose su origen y significado cultural. Su falta de relación con la belleza juvenil hace que la mayor parte de los historiadores descarten la denominación relativa a la citada deidad griega y se inclinen más bien con una representación de la Madre Tierra o con una referencia directa a la diosa de la fertilidad, muy abundantes en el Paleolítico Superior. No se descarta tampoco que pudiera ser insertada en la vagina, en rituales de fertilidad. Actualmente está ubicada en el Museo de Historia Natural de Viena.

RAFAEL FABREGAT