26 de noviembre de 2014

1584- LOS BENEFICIOS DE LA SIESTA.

Lo que para los españoles es algo habitual, casi una religión, para otros países del mundo puede ser una palabra desconocida. Hablamos de la siesta. Esa sana costumbre de dar una cabezadita, tras la comida del mediodía. Naturalmente para ello hace falta un tiempo, que no tienen todos los que trabajan. Quizás esta puede ser una de las pocas ventajas que tiene el autónomo. Especialmente en el mundo del comercio la pausa del mediodía suele ser larga y admite el poder dedicar esos treinta minutos a tan sana costumbre. Sin embargo hay que hacer constar que una siesta prolongada no es nada aconsejable. 


El tiempo beneficioso de la siesta no debe superar en modo alguno la hora de duración, siendo la mayoría de los profesionales de la medicina los que aconsejan que ésta se limite a treinta minutos como máximo. Más que un sueño profundo es pues una entrevela que el cuerpo agradece pues le permite recuperar fuerzas para la segunda mitad de la jornada laboral. Son muchos los que coinciden en que tras la siesta el rendimiento intelectual y físico es muy superior. Otros, sin embargo, la atacan con saña. ¿Serán los que no pueden disfrutarla?. Todo es posible. ¿Ustedes qué opinan, tras la siesta se sienten más despejados o más o más amodorrados todavía?. 


Los expertos dicen que si te levantas amodorrado es porque has dormido demasiado... Hay médicos, británicos para más señas, que dicen incluso que los que practican la siesta son más propensos a tener una muerte prematura (?). Un 14% de riesgo que se eleva al 32% cuando el indivíduo hace siestas de una hora de duración. 
¡Envidia cochina! -dirán más de cuatro, con razón o sin ella. Digan lo que digan los británicos, son más los que hablan de las bondades de la siesta que los que la critican. Está claro, eso sí, que los que duermen una o dos horas evidencian una carencia de sueño nocturno y es ahí cuando puede asociarse una mayor mortalidad, que naturalmente no está provocada por la siesta, sino por la falta de sueño reparador. 

En todo caso la siesta es para estas personas una forma de atajar el problema, sino de solucionarlo. Las siestas largas se asocian pues a personas que sufren apneas del sueño y que el organismo intenta paliar alargando el sueño durante la siesta. En lo que todos los médicos coinciden es en el aumento de la creatividad y de la productividad, para quienes tienen costumbre de hacer siestas cortas pero regulares. Es significativo el aumento de la memoria y la mejor manera de completar las horas que puedan haberse perdido durante la noche. Cuando una persona duerme un mínimo de ocho horas no necesita siesta.


Muy útil pues para aquellos que no duermen lo que deberían en horario nocturno, debido a diferentes causas profesionales o de salud. De todo lo anterior se deduce que la siesta siempre es buena si es corta, no más de treinta minutos de sueño. Para ello es conveniente no trasladarse nunca a la cama. Para esa simple "cabezadita" es más que suficiente el sofá. Este mueble nos proporciona una comodidad suficiente para ese corto periodo de tiempo, pero no tanta como para pasarnos allí media tarde. Dormir más tiempo también puede provocar problemas a la hora de conciliar el sueño nocturno, que es el verdadero reparador de nuestro organismo. 


Que nuestro cuerpo descanse lo suficiente, es tan importante como la alimentación. Prueba de ello es que este "invento español" está exportándose a todos los rincones del mundo. La posición, por lo que se ve, no es importante. Tras la comida del mediodía, para casi todos la principal, nuestro cuerpo experimenta una especie de cansancio producido por la digestión. Para muchos se hace necesario un breve descanso que compense esa importante actividad digestiva. Pero no olvidemos, repito, que toda necesidad que pase de los treinta minutos demuestra una patología, una carencia de sueño cuyas causas debemos analizar. 

RAFAEL FABREGAT 

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