29 de noviembre de 2014

1587- EL CASTILLO DE PREDJAMA.

Pocos tan inexpugnables como el Castillo de Predjama, incrustado en la roca como frágil cuadro en la pared del más idílico salón cortesano. Enfrente una escarpada pero verde colina le da el contrapunto de color que lo hace resaltar más si cabe de entre los riscos. Una única puerta da acceso a tan peculiar fortaleza y lo hace fácilmente defendible. Este peculiar castillo se encuentra a menos de 10 Km. de la ciudad de Postojna, en la región Notranjsko-krâska, al suroeste de Slovenia. Esta región es especialmente conocida por sus muchas cuevas de gran profundidad, así como por ser la única salida al mar del imperio austrohúngaro. La cueva del Castillo de Predjama fue creada durante millones de años por el río Lokva.

Veinticinco metros debajo del mismo Castillo de Predjama hay varias cuevas de más de 13 Km. de longitud y de gran interés turístico y arqueológico. 
Están repartidas en varios niveles y son el cuarto sistema más grande de Eslovenia, alcanzando los 570 metros de altura. Toda la montaña en sí es como un gran queso de Gruyere. 
Se visita turísticamente y el acceso y primera parte del recorrido se llama La Caballeriza porque los diferentes señores del Castillo de Predjama la utilizaron a partir de la Edad Media como lugar donde guardar los caballos y todos los pertrechos necesarios. 
Colgado de un precipicio de 125 metros de altura y ubicado buena parte del mismo dentro de una cueva natural el Castillo de Predjama es único en el mundo. Fue fortaleza inexpugnable del barón y célebre bandolero Erazem Luegger, caballero de Predjama, donde se escondía tras sus múltiples hazañas de bandidaje. 

Fue construido en el siglo XII y se menciona por primera vez el año 1202. Pocos años después el castillo aparece en poder del Patriarcado de Aquilea.  En el siglo XIV se adueñan del mismo los duques austriacos, aunque en 1398 un asedio y posterior incendió lo destruyó por completo. 
El Castillo de Predjama, más que por su verticalidad, se hizo famoso principalmente por la leyenda del barón Erazem LueggerSe cuenta que a pesar de estar en estado ruinoso llamó la atención del barón por su especial emplazamiento y lo pidió al rey austriaco Federico III para su restauración y ocupación posterior. 

Sin embargo por circunstancias de la vida nuestro barón apoyó años más tarde al rey de Hungría, Mattías Corvinus, en su ataque a Trieste. Naturalmente aquello disgustó al rey Federico y ambos se enemistaron. Finalmente el barón y sus leales fueron perseguidos por la disputa y muerte de uno de los alguaciles del rey austriaco, en una de las incursiones que el barón llevaba a cabo contra el propio Federico III. Escapando de la persecución
Erazem Luegger y los suyos se parapetaron en el castillo y cumplido un año de asedio por el señor de Trieste, nada parecía indicar que faltaran las provisiones y nadie podía saber de qué forma se abastecían. 

Tras un año largo de espera, ninguna bandera blanca indicaba la rendición del barón por falta de alimentos. Se dice que en cierta ocasión y para más burla, el barón le mandó al señor de Trieste, su sitiador, un pollo asado al tiempo que desde las almenas lanzaba puñados de cerezas a las tropas enemigas. 
Desconocían los sitiadores que la cueva tenía salida natural secreta a 7,5 Km. de distancia al valle de Vipava y que de forma discreta se abastecían en las aldeas de la zona. Ante la imposibilidad de entrar a la fuerza, el de Trieste estaba desesperado cuando la nota de uno de los criados de Erazem vino a solucionar el problema. El traidor informaba a los sitiadores del emplazamiento entre los riscos de un sencillo baño de ladrillo al que el barón acudía cada día a hacer sus necesidades fisiológicas.


Dos cañones apuntaron hacia el objetivo, cargados con sendos proyectiles de piedra del tamaño de un balón de fútbol y todos quedaron expectantes a la espera de prender las mechas que dieran fin al conflicto. No fue hasta el amanecer cuando el traidor dio la señal iluminando el lugar con una antorcha. A una indicación del de Trieste, las dos baterías fueron disparadas al unísono y los certeros cañonazos destrozaron el lugar por completo, acabando con la vida del ilustre ocupante. La cita diaria del barón Erazen fue, en esta ocasión, con la muerte. 

RAFAEL FABREGAT

27 de noviembre de 2014

1586- LOS MONASTERIOS DE LHASA.

Calle principal de Lhasa.
Rodeada por las montañas del Himalaya, Lhasa es la capital de la región autónoma del Tíbet, dentro de la República Popular China. Se trata de una ciudad situada a 3.650 metros sobre el nivel del mar y de 250.000 habitantes. A pesar de estar situada al fondo de un valle, es una de las ciudades más elevadas del mundo. Las montañas que la rodean superan los 5.500 metros de altura. A pesar de ello goza de una temperatura relativamente suave, que va de los 2ºC a los 16ºC de media anual. El secreto es que disfruta de 3.000 horas anuales de sol. Lhasa era sede tradicional de los Lamas, maestros espirituales del budismo tibetano. 


Según cuentan las crónicas, el año 629 el principado de Lhasa fue conquistado por el guerrero Songtsen Gampo, pero su ambición no pararía aquí. Uno por uno fueron cayendo en su poder todos los principados de la región y en un par de décadas se convirtió en el primer emperador del Tíbet. El año 630 se casó con la princesa nepalesa Bhrikuti Devi y al año siguiente con la princesa Wencheng, hija del emperador chino Li Shimin, ambas mujeres budistas. Como no podía ser de otra forma, el nuevo emperador introdujo el budismo en el Tíbet y desarrolló el alfabeto tibetano. 


Songtsen Gampo mandó construir los templos de Ramoche y de Yokhang para albergar las estátuas de Buda que habían traído sus respectivas esposas. Murió el año 649, accediendo al trono su nieto Mangsong Mangtsen. Las relaciones del nieto con China no fueron buenas. Buscando la alianza, pidió la mano de la hija del emperador Li Shimin pero no le fue concedida. Aliándose con los Tocarios conquistó buena parte del Asia Central tras lo cual, se dirigió a China y el año 665 tomó Hankeu. Durante su reinado, el Tíbet se convirtió en un gran imperio que abarcaba desde Siberia hasta el golfo de Bengala y desde el mar Caspio hasta la ribera del río Amarillo. Temiendo la invasión china, su muerte en 676 se mantuvo en secreto durante más de tres años.


En el siglo XVII se produce la caída de la monarquía y el acceso al poder de Ngawang Lobsang Gyatso, 5º dalái lama que con el apoyo de Ghusi Khan, un poderoso lider militar mongol, lleva a cabo una guerra civil. Ganada la guerra, en 1.645 inicia la construcción del Palacio de Potala, en 1.648 el Palacio Blanco y en 1.690 el Palacio Rojo. Aunque se mantienen algunas piezas anteriores, algunas del siglo VII, los edificios que podemos contemplar actualmente en Lhasa son de esta segunda época que corresponde a los siglos XVII y XVIII. Hasta la primera mitad del siglo XX y con una población de 25.000 personas, la mitad de los habitantes de Lhasa eran monjes.


En 1951, con la invasión del Ejército Popular de Liberación chino, miles de personas huyeron de la ciudad. También el 14º dalái lama Tenzin Gyatso, de 16 años de edad, abandonó el Palacio de Potala y se exiló en Dharamsala (India). Había sido ordenado monje budista a los cuatro años de edad y Dalái Lama con quince. En 1954 mantuvo conversaciones de paz con Mao y aunque se reiteraron en 1956 la crisis continuó. En 1959 Lhasa se sublevó pidiendo su independencia, pero una brutal represión provocó la ocupación total del país. Decenas de miles de tibetanos fueron muertos o apresados. En 1989 le fue concedido a Tenzin Gyatso el Premio Nobel de la Paz. En 2011 anunció su renuncia a todo cargo político.


Lamentablemente muchos de estos importantes templos y monasterios fueron dañados durante la llamada Revolución Cultural, una campaña de masas promovida por el Partido Comunista chino de Mao Zedong. Esta movilización estudiantil, dirigida por el Partido Comunista, recorrió todo el país y también las áreas rurales. Especialmente para los habitantes de Lhasa, pero también para todo el territorio del Tíbet, fue una masacre personal y cultural. Miles de personas murieron y otras emigraron a la India para salvar su vida. Actualmente se estima que en la India viven unos 150.000 tibetanos.

RAFAEL FABREGAT

1585- VAMPIROS. La encarnación del mal.

Aunque el mito de los vampiros fue creado en el siglo XI, esta figura se popularizó en Europa a partir del siglo XVIII, como forma de explicar las numerosas epidemias que diezmaron a la población y para las que la ciencia todavía no tenía respuesta. Jamás existieron, pero la cultura popular los tuvo como reales durante más de un siglo. La palabra vampiro (vampir) define a un ser volador que chupa la sangre. Era la representación de la parte salvaje del hombre, su conflicto con las normas sociales y muy especialmente las religiosas. Se les tenía pues por seres demoníacos, vulnerables a la luz, sacrílegos que solo se movían entre las sombras de la noche.


Los vampiros se suponían casi inmortales. Solo podía acabarse con ellos atacándoles en su estado de reposo, clavándoles una estaca de madera en el mismo corazón y cortándoles la cabeza. Así murieron algunos que, por envidias, rencores, o simplemente como fórmula de cancelar una deuda, fueron tachados de vampiros y asesinados como tales. De todas formas no estaba garantizado que los vampiros no pudieran volver a la vida. Para evitarlo se inventaron todo tipo de "soluciones" que pudieran impedirlo. Ridículas todas, pero en aquellos tiempos dadas como buenas.


Como podemos observar en la fotografía adjunta, en algunos lugares de aquella Europa siniestra y oscura del siglo XVIII, a los que se creía que eran vampiros y personificación por tanto del demonio, se les enterraba con una hoz alrededor de la garganta, a fin de que si volvían a la vida les fuera rebanada y perecieran de nuevo. Ignorancia y miedo eran elementos necesarios para llevar a cabo prácticas tan siniestras como inútiles. Lo mismo en lo que se refiere a los rituales funerarios que se llevaban a cabo, previos al enterramiento del cadáver. Ni edad ni sexo eran impedimento para tales prácticas.


Los países centroeuropeos y especialmente los orientales (Polonia, Hungría, Rumanía, etc.) eran los más proclives a creer en los vampiros y sus consecuencias. Recientes excavaciones en el cementerio de Drawsko, han sacado a la luz seis tumbas con estas características. Aunque con edades muy diferentes, todos ellos llevaban la hoz en su garganta o una gran piedra en la boca. La piedra era para que en caso de resucitar se atragantasen al respirar. También para prevenir de sus mordeduras. En principio se suponía que podía tratarse de gentes venidas de fuera y de las que había que protegerse, pero su ADN indica que eran de la zona.

Esto nos dice que el motivo de su muerte y ritos funerarios llevados a cabo con sus cuerpos, indican claramente el tratamiento de vampirismo. En el folklore polaco el vampiro viene a ser un "resucitado" por lo que, todo cuanto se haga para impedir que regrese del más allá está justificado. (Especialmente si el ejecutor saldaba una deuda adquirida con el difunto...) Como es fácil imaginar la mayor parte de los supuestos vampiros eran pobres desgraciados, usureros con los que determinados personajes tenían deudas que no podían o no querían saldar. Cualquier tara física era también la excusa perfecta.

Otros habían muerto de cólera o de la peste negra, epidemias que se tenían por castigo del demonio y que no tenían otra causa que la falta de higiene de la población. La ignorancia de aquella época postmedieval hacía pensar que la propagación de estas enfermedades, entonces mortales, era un castigo divino. Algo sobrenatural que solo el muerto resucitado podía ampliar de forma tan virulenta. Había pues que impedirlo y para ello cualquier medio se daba por bien empleado. Una hoz alrededor del cuello del difunto y piedras en la boca eran, entre otras, las medidas a emplear. Más efectivo hubiera sido lavarse y acabar con las ratas, pero...

RAFAEL FABREGAT

26 de noviembre de 2014

1584- LOS BENEFICIOS DE LA SIESTA.

Lo que para los españoles es algo habitual, casi una religión, para otros países del mundo puede ser una palabra desconocida. Hablamos de la siesta. Esa sana costumbre de dar una cabezadita, tras la comida del mediodía. Naturalmente para ello hace falta un tiempo, que no tienen todos los que trabajan. Quizás esta puede ser una de las pocas ventajas que tiene el autónomo. Especialmente en el mundo del comercio la pausa del mediodía suele ser larga y admite el poder dedicar esos treinta minutos a tan sana costumbre. Sin embargo hay que hacer constar que una siesta prolongada no es nada aconsejable. 


El tiempo beneficioso de la siesta no debe superar en modo alguno la hora de duración, siendo la mayoría de los profesionales de la medicina los que aconsejan que ésta se limite a treinta minutos como máximo. Más que un sueño profundo es pues una entrevela que el cuerpo agradece pues le permite recuperar fuerzas para la segunda mitad de la jornada laboral. Son muchos los que coinciden en que tras la siesta el rendimiento intelectual y físico es muy superior. Otros, sin embargo, la atacan con saña. ¿Serán los que no pueden disfrutarla?. Todo es posible. ¿Ustedes qué opinan, tras la siesta se sienten más despejados o más o más amodorrados todavía?. 


Los expertos dicen que si te levantas amodorrado es porque has dormido demasiado... Hay médicos, británicos para más señas, que dicen incluso que los que practican la siesta son más propensos a tener una muerte prematura (?). Un 14% de riesgo que se eleva al 32% cuando el indivíduo hace siestas de una hora de duración. 
¡Envidia cochina! -dirán más de cuatro, con razón o sin ella. Digan lo que digan los británicos, son más los que hablan de las bondades de la siesta que los que la critican. Está claro, eso sí, que los que duermen una o dos horas evidencian una carencia de sueño nocturno y es ahí cuando puede asociarse una mayor mortalidad, que naturalmente no está provocada por la siesta, sino por la falta de sueño reparador. 

En todo caso la siesta es para estas personas una forma de atajar el problema, sino de solucionarlo. Las siestas largas se asocian pues a personas que sufren apneas del sueño y que el organismo intenta paliar alargando el sueño durante la siesta. En lo que todos los médicos coinciden es en el aumento de la creatividad y de la productividad, para quienes tienen costumbre de hacer siestas cortas pero regulares. Es significativo el aumento de la memoria y la mejor manera de completar las horas que puedan haberse perdido durante la noche. Cuando una persona duerme un mínimo de ocho horas no necesita siesta.


Muy útil pues para aquellos que no duermen lo que deberían en horario nocturno, debido a diferentes causas profesionales o de salud. De todo lo anterior se deduce que la siesta siempre es buena si es corta, no más de treinta minutos de sueño. Para ello es conveniente no trasladarse nunca a la cama. Para esa simple "cabezadita" es más que suficiente el sofá. Este mueble nos proporciona una comodidad suficiente para ese corto periodo de tiempo, pero no tanta como para pasarnos allí media tarde. Dormir más tiempo también puede provocar problemas a la hora de conciliar el sueño nocturno, que es el verdadero reparador de nuestro organismo. 


Que nuestro cuerpo descanse lo suficiente, es tan importante como la alimentación. Prueba de ello es que este "invento español" está exportándose a todos los rincones del mundo. La posición, por lo que se ve, no es importante. Tras la comida del mediodía, para casi todos la principal, nuestro cuerpo experimenta una especie de cansancio producido por la digestión. Para muchos se hace necesario un breve descanso que compense esa importante actividad digestiva. Pero no olvidemos, repito, que toda necesidad que pase de los treinta minutos demuestra una patología, una carencia de sueño cuyas causas debemos analizar. 

RAFAEL FABREGAT 

25 de noviembre de 2014

1583- MÁS PEREZA QUE HAMBRE.

Difícil entrada la de hoy. Sin duda levantará ampollas y más de una crítica, pero es una realidad que conozco desde demasiado tiempo atrás y con la que no puedo estar conforme. Cada cual tendrá su historia y serán muchas sin duda las personas que estarán buscando un trabajo sin encontrarlo, pero conozco un montón de gente que pudiendo trabajar no quieren hacerlo. Decenas de rumanos (y algún que otro español) abarrotan las terrazas de los bares, cerveza en mano, en horario laboral y si les hablas de trabajo se ríen en tu cara.


- No me interesa -dicen ellos. 
Y es verdad. No les interesa trabajar, a no ser que sea sin hacerlo constar en parte alguna y siempre que haya buena paga con escaso esfuerzo. Quien más quien menos, los matrimonios con hijos tienen una doble "ayuda social" (el marido y la mujer) que suma unos 852 euros; cajas de comida de Cruz Roja o Cáritas; ayuda económica para el alquiler de la casa, escuela, comedor y libros gratis para los hijos, además de cobertura sanitaria completa para toda la familia. Y sin tener que pagar IRPF ni Seguridad Social.


Protección para los de aquí y para los de allá, para los que alguna vez hayan cotizado y para los que no han aportado ni un solo céntimo a la economía global del país. ¿Justicia o injusticia...? Cada cual pensará lo que le parezca. Está claro que, si se puede, no vamos a dejar morir de hambre a nadie pero, ¿dinero?. Por mi ni un céntimo, ni a los de aquí ni a los de allá, si no es a cambio de trabajo. Y a los de allá, que no encuentren trabajo en un plazo determinado o no quieran encontrarlo, que se vuelvan a su tierra.


Ya lo he contado en otra ocasión... Cuando nació mi hija mayor, no admitieron a mi mujer en el Hospital General de la Seguridad Social porque solo hacía siete meses que nos habían dado de alta en la Seguridad Social, a pesar de hacer casi dos años que habíamos cursado petición para que nos admitiesen. ¡Cosas que pasaban antes y cosas que pasan ahora!. Vivíamos de la escasa tierra que teníamos, pero era insuficiente para admitirnos como autónomos... Cuando conseguimos que nos admitieran mi mujer ya estaba embarazada por lo que, en el momento del parto, tuvimos que ir al Hospital Provincial y pagar la factura correspondiente.


¿Cómo voy a estar conforme con que, con mi dinero, se proteja a tanto holgazán?. Me consta, ya lo he dicho al comienzo, que mucha gente quiere trabajar y no encuentra donde, pero todos sabemos también que estamos alimentando a demasiados golfos. Desde mi punto de vista la solución es fácil: ¡Que todo el mundo se gane la ayuda!. Dinero para todos sí, pero ganándolo con su trabajo: limpieza de montes y caminos, cuidado de jardines, etc. Siempre hay algo que hacer.

Pocos Ayuntamientos, seguramente ninguno, podrían decir que todos sus montes están limpios y todos sus caminos perfectamente transitables. Tampoco podrán decir que les iría mal una ayuda para tener parques y jardines limpios de malas yerbas, bien podados árboles y setos, etc. ¿No sería mejor que aquellos que no tengan trabajo, lo encuentren en la Administración que actualmente les paga sin trabajar?. Miles de caminos se pierden por falta de cuidados...


Si yo fuera presidente del Gobierno, que será que no (ni falta que hace) a todos los que ahora cobran la ayuda social de 426 € yo les daría 1000 € al mes, pero a cambio de ocho horas de trabajo en aquello que necesite el Ayuntamiento al que pertenezcan. Especialmente en la recuperación de caminos abandonados que llevan a parajes maravillosos. Claro que, de ser así, muchos se borrarían de las listas del paro... Tantos que, pagando más del doble, la Seguridad Social gastaría en pensiones la mitad que ahora. A todos los que duden de esa realidad, que miren a su alrededor.

RAFAEL FABREGAT

1582- CAZANDO MOSCAS.

Los viejos, tan aficionados al refranero popular, dicen que "las moscas se cazan con miel, no con hiel". No hace falta ser una lumbrera para darnos cuenta de que el citado refrán nos habla de las excelencias de la hipocresía. Tan listos que nos creemos y resulta que nosotros mismos tenemos clara la conveniencia de apostar por la falsedad, como medio de supervivencia. ¿Tan tontos estamos?. Pues seguramente si. "A nadie le amarga un dulce" y por consiguiente a todos nos gusta que nos adulen. Nos gusta el jabón, ¡que le vamos a hacer!. Hasta cuando nos damos cuenta de la falsedad. El ser humano es así de tonto...


Cuando alguien "nos hace la pelota", por mucho que nos demos cuenta de que es la típica actuación del lameculos de turno, nos agrada. No podemos evitarlo. ¿Cómo es posible que esto sea así?. Por lo visto es algo que viene en el pack de instrucciones que nos acompaña al nacer. Vemos que nos hacen la pelota, que no es cierto ni natural el favor que nos demuestran y, aún sabiendo que es porque algo quieren de nosotros, dejamos aparcada nuestra inteligencia natural y nos dejamos querer. Sirva esto para darnos cuenta de nuestra debilidad. Está claro que se nos gana más fácilmente adulándonos que luchando. 

Los humanos, no podemos evitarlo, somos más propensos a confiar en las personas que nos tratan con amabilidad y buenas maneras. Ya no digamos si tal amabilidad llega hasta el punto de parecer auténtica amistad... Tal como hacen las moscas con la miel, la debilidad del ser humano va pareja con el trato amable que otros tengan con nosotros. Naturalmente el ser humano es inteligente y esa amabilidad, por muy interesada que sea no tiene que aparentarlo. No sea cosa que el otro se mosquee. Es ahí donde juega su papel la inteligencia de la parte contraria. Para desarmar al enemigo, tiene que parecer que ese amor es auténtico y real.


Está claro que estamos hablando de la más perversa hipocresía, pero lamentablemente está a la orden del día. Nada podemos conseguir si decimos lo que pensamos. Sin el uso de la hipocresía nadie puede llegar a nada. A mayor ambición, mayor tiene que ser la hipocresía a emplear. Podemos pensar incluso que la persona a la que halaguemos para conseguir los fines propuestos, se pueda dar cuenta de nuestras intenciones y que el resultado sea el contrario a nuestros intereses. Efectivamente puede pensar que queremos llevarla a nuestro terreno, pero es tanta su egolatría que negará la evidencia y se dejará querer.


No es lo que quisiera decir, puesto que esa no ha sido mi actitud ante la vida. Soy enemigo acérrimo de la hipocresía, pero los muchos palos recibidos me han enseñado que con ella los caminos están más llanos y limpios de piedras. Ya que la justicia no existe, dejemos a un lado el orgullo y hagamos de la inteligencia nuestra mejor arma. Yo salí adelante, pero con muchos tropiezos y en lucha terrible por la supervivencia. No se lo aconsejo a nadie. Por mucho que odie la mentira, aconsejo la amabilidad por bandera, incluso con el más duro enemigo. Las moscas, no lo olviden, se cazan con miel.


Por mucho que nos demos cuenta de que quien nos adula persigue algún fin, de que no hay razón alguna para recibir amor de determinada persona, es difícil negarse a recibir un baño de amabilidad. Ya sé que muchos pensarán que es imposible cerrar los ojos a la evidencia pero, aún así, estamos tan faltos de amor que todo el que pueda llegarnos, aún sabiendo que es falso, lo recibimos con agrado. No podemos evitarlo. Por lo tanto, ante un reto difícil, no saquemos las pistolas y demos paso a la amabilidad, al amor. Aunque sea falso... (Los políticos, como la palabra hipocresía es tan fea, lo llaman diplomacia).

RAFAEL FABREGAT

24 de noviembre de 2014

1581- CATALUÑA "NOS ROBA".

El título, para que vamos a engañarnos, no responde a la verdad. Como todos habrán comprendido es un símil de la tan manida frase "España nos roba" esgrimida estas semanas atrás por los independentistas catalanes que con ella pretendían justificar su odio hacia el resto de españoles. Como no podía ser de otra manera, el gobierno de España y también de los catalanes adinerados, contraataca descargándoles unos fajos de billetes, pero no para paliar el hambre de los más necesitados, sino para divertimento de los ricos, que son al fin y al cabo los que lo deciden todo desde más allá de los tiempos.  

Por increíble que parezca el Gobierno del PP, en un acto que pretende sin duda conquistar la voluntad de la burguesía catalana, destina 4,1 millones de euros al Liceo de BarcelonaComo si el resto de españoles fuéramos tarados, pobres imbéciles sin ninguna inteligencia, la vicepresidenta del Gobierno de Mariano Rajoy pone esta ayuda como prueba de su buena voluntad hacia el pueblo catalán. Mientras muchos españoles acuden a recoger comida de beneficencia para alimentar a sus hijos, el Gobierno destina más de 682 millones de pesetas de ayuda al Liceo de Cataluña para que las mujeres más ricas de Barcelona puedan lucir sus abrigos de visón en la ópera.


¡Y muchos de nosotros, algunos sin trabajo y sin casa, votándoles desde hace más de 40 años...! ¿Extraña actuación la de un Gobierno de derechas?. Pues no. ¿Acaso esperaba alguien otra cosa?. Esta medida y otras que sin duda vendrán, son política de altura. Las que sin duda puede devolver la paz entre los pueblos de España. 
Porque la gente corriente, de Cataluña o de fuera de ella, no pinta nada. Somos todos simples marionetas al servicio de los poderosos. La gente que sufre para llegar a fin de mes se lamenta, claro está, de que sus exiguos dineros vayan a este tipo de "cosas de ricos" y no a solucionar el problema de los pobres que es lo que esperan algunos ilusos, pero así ha sido siempre. 

¿Destinar 4,1 millones de euros para rescatar (momentáneamente) de la ruina una institución destinada a divertir a los ricos?. Una cosa -piensan los pobres- es la ayuda pública a una desgracia como fue años atrás el incendio de este emblemático teatro, pero contribuir a los gastos normales de la institución... Los pobres (que no tontos) no pueden entender que el dinero de sus impuestos se utilice para que la gente rica de Barcelona pueda seguir viendo al Ballet Imperial Ruso, del Bolshói de Moscú y a los cantantes de ópera más famosos del mundo, con entradas a mitad de coste. Porque los cantantes de ópera y el ballet más famoso del mundo cuestan dinero y la taquilla no cubre gastos... 

Ese dinero debería salir de las entradas o de los fondos de una institución destinada a divertir a tan ilustres asociados, naturalmente sufragada por éstos. ¿A quien se le ocurre que semejante despilfarro deba pagarse con dinero público?. El resto de mortales, cuando vamos al fútbol, al cine, o al teatro pagamos nuestra entrada. Con mayor razón, los ricos que paguen la suya. Y cuando determinado local no saque lo suficiente para afrontar sus gastos, que cierre sus puertas. ¿A quien se le ocurre que un pobre tenga que pagarle al rico una parte de su entrada al Liceo barcelonés?. Pues a un rico. ¡A quien si no, se le va a ocurrir semejante barbaridad!.

Una entrada a cualquiera de esos eventos puede costar 100/150 euros por persona. Difícil que un pobre pueda llevar a su mujer a la ópera con una pensión de 576 euros mensuales. Lo cual no quiere decir que la entrada sea demasiado cara. Todo lo contrario. El problema es otro. Para que el Teatro del Liceo de Barcelona pueda ofrecer una buena ópera al público sin perder dinero, debería vender sus entradas dos o tres veces más caras pero, como los espectadores no quieren pagar tal cantidad, cierran con pérdidas esperando el correspondiente rescate con dinero público. 

No siendo rentable el Teatro del Liceo tendría que cerrar pero, naturalmente, eso no lo quiere nadie. La solución ya la saben ustedes: subvención pública que abarate las entradas. Lo suficiente para que vayan los ricos pero no tanto como para que acudan los pobres. Es así de simple. Los ricos quieren que la pobreza siga existiendo, pero no quieren verla. A la puerta del Liceo, en las mismas Ramblas, hay gente durmiendo en la calle bajo cartones pero no eso no les importa. Los millonarios tienen a su chófer esperándoles a la salida del teatro y los menos ricos tomarán un taxi que les lleve a su chalet, en la zona alta de Barcelona. Allí el frío no es tan elevado. De todas formas les espera la calefacción encendida...

RAFAEL FABREGAT

23 de noviembre de 2014

1580- LA LLAMADA DEL DEMONIO.

Todos querríamos haber "nacido con una flor en el culo" pero cada cual tiene lo que tiene. Claro que eso no quiere decir que (el de la flor) sea rico o tenga muchos amigos. La riqueza total no existe y a nadie le sobran los amigos. Todos queremos más. Sucede lo mismo con el poder. El simple jornalero mira con envidia al alcalde, pero éste mira con envidia al jefe de la Diputación, al presidente autonómico, al senador, al diputado, al rey o al presidente de la república. Sucede lo mismo con los escalafones militares o los de la Iglesia. ¡Si yo fuera obispo! -piensa el cura. Pero el obispo gustaría de ser cardenal y a éste sentarse en la silla de Pedro. Nadie está contento con lo que tiene y por lo tanto este post no gustará a los que solo buscan la comedia de la vida.


La vida tiene de todo, momentos alegres y desenfadados, pero también amargos y vacíos. Cuando le he puesto título a esta entrada, creo no haber estado afortunado. Quizás "morir de aburrimiento" hubiera sido más adecuado para lo que quiero decir. También otros sinónimos como tedio, apatía, desilusión, desgana, etc.) hubieran sido más correctos, pero cualquier lector sabrá pronto a qué me refiero. La vida es corta o larga, dependiendo de la fortuna de cada cual. Rápida como huracán desbocado, si eres medianamente feliz. Son etapas. La escasa felicidad que uno puede conseguir en este mundo depende y mucho de la suerte que hayamos tenido al nacer.

Es la espina con la que todos nacemos y que llevamos clavada en lo más hondo de nuestro cerebro. Siempre hay alguien que está peor que nosotros y cuando nos damos cuenta de ello nos sentimos afortunados por ello, pero ese momento pasa pronto al no poder evitar la mirada hacia aquellos que creemos superiores a nosotros, y que resulta que no lo son. Nuestro vecino podrá tener más dinero, mejor coche, mejor casa... pero no es más feliz. Porque él tiene otras barreras más altas en las que mirarse. Nadie está en la cima del mundo, por la sencilla razón de que la cima del mundo no existe. Es una utopía, una ilusión, lo que algunos llaman "la llamada del Demonio". Un chip virulento que todos llevamos insertado en nuestro cerebro y que nos impide ser felices. No importa que seas capitán general o rey de la nación. Tampoco que seas el más rico del planeta. 


Dicen que la máxima satisfacción personal no está en el dinero, que también, sino en el poder. Aún así, estoy plenamente convencido de que el más poderoso de los hombres que hay sobre la Tierra tampoco es feliz y no lo es porque también ese hombre con tan amplios poderes nació con ese maldito chip insertado. En eso no hay distinciones. Es como la muerte, de la que nadie puede escapar. Pobres o ricos, el final siempre es el mismo. Cada día estoy más convencido que somos marionetas de alguien que observa nuestra "actuación" y se divierte con ella. Lo que no sabemos es si aplaude nuestros actos o ninguno de ellos le convence, pero cada día estoy más seguro de que el bien y el mal no existen.


Hasta el más insignificante de los animales, piensa y decide cada una de sus actuaciones. Nada es pues casual. Ante una encrucijada, sea del tipo que sea, todos decidimos un camino a tomar. Y sea cual sea el resultado, nadie puede saber si se equivocó, porque ignoramos lo que hubiera sucedido si hubiéramos elegido la senda contraria. Maldito orgullo el nuestro que nos hace mirar con desprecio a cualquier insecto que cruce el camino a nuestro paso... Algunos los pisan con deleite si se tercia, otros los esquivamos apreciando su vida en lo que para ellos vale sin duda. Pero aquí no hay buenos ni malos. Somos inconscientes actores en un espectáculo de sesión continua en el que cada cual tiene asignado un papel, siempre secundario, que solo al Demonio puede divertir.


Todo funciona de modo diferente al habitual. Los actores actúan en el patio de butacas y un solo espectador mira divertido desde la única e inmensa butaca instalada sobre el escenario. No hay tramoya, ni músicos, ni director... No hacen falta. Las facultades de los actores son diferentes. Unos triunfan en la comedia, otros en lo dramático, pero la obra que se ofrece es la misma para todos. En cuanto al empresario... Todos dicen conocerle, pero nadie lo ha visto jamás. Cerca, pero siempre escondido. Está sobre el escenario, rodeado de focos deslumbrantes que impide a los actores visualizarle, mirando con interés todo lo que allí acontece. Le hastían los jóvenes, porque están pletóricos y actúan sin malicia, siempre previsibles. Los viejos son otra cosa; cansados de todo y de todos, le interesan mucho más. Él sabe que son fruta madura, hastiada, pronta a ceder a otros su rama, la plaza que ocupan en el teatro de la vida.

RAFAEL FABREGAT