20 de octubre de 2014

1548- LOS BURROS, A LAS NORIAS.

En la Real Academia Española de la lengua, como en política, cabe todo. Estos tiempos democráticos, a la vista está, dan para mucho. Cuando tras la muerte del dictador Franco se nos dio a los españoles la posibilidad de votar en referéndum el SI (o no) a la Democracia, se nos dijo que la palabra democracia significaba libertad. Lo que no se nos dijo era que la libertad era solo para los espabilados sinvergüenzas. Si se nos hubiera explicado la verdad, tras cuarenta años de dictadura tal vez lo hubiéramos votado igual pero, al menos, no podríamos decir que nos engañaron. Desde luego la Democracia es uno de los mejores sistemas de gobierno. Eso nadie lo duda. Pero todos sabemos que la clase política está llena de ratas de cloaca que vigilan más su propio interés que el dar justa solución a los problemas del pueblo.


Yo no sé si nos toman por tontos o es que realmente lo somos, pero lo cierto es que el saqueo y la burla hacia nosotros es constante. Puede que la democracia sea una de las mejores formas de gobierno, pero su imperfección salta a la vista. Más que a los políticos, es al pueblo al que le falta la preparación suficiente para poder distinguir el grano de la paja. Cuando solo se presentan sinvergüenzas, el pueblo debería tener el conocimiento y la seriedad necesaria para declarar "desierto" el premio del poder. Y cuando se trata de algo tan serio como de ordenar y actualizar el lenguaje de un país, exactamente lo mismo. Hemos llegado a un punto de no retorno, en el que todo está politizado y los sinvergüenzas campan a sus anchas como jamás fue visto en ningún momento de la historia de la humanidad. 


Valga de ejemplo Cataluña. Un árbol frondoso, de poderosas y largas raíces. Tan largas que allí se puede cambiar y se cambia la Historia para poder justificar su petición de independencia. Tan poderosas que incluso han "convencido" a los ruedanorias de la RAE para que, en una de sus acepciones sobre el significado de la palabra "valenciano", digan que se trata de una variante del catalán. Sí señores, hasta ahí llega la asquerosa política y el poder catalán. En su locura soberanista, han convertido las tierras carolingias de la "Marca Hispánica" en Reino de Cataluña y, no conformes con eso, ahora quieren convertir al antiguo Reino de Valencia en feudo catalán. Primero atacaron en los medios audiovisuales, después en las universidades y ahora en la propia RAE. El egoísmo, sin duda, les puede... 


Pero, ¿qué es la RAE y quienes son los que la manejan?. La respuesta es, por obvia, casi una necedad. La RAE es un grupo de señores "sabios", cuya sabiduría se les ha subido a la cabeza. Sí amigos, eso es la RAE. En teoría gente sabia, elegida por esos mismos sabios. Por consiguiente, un coto cerrado que jamás se renueva. Aire rancio, de habitación húmeda con ventanas cerradas y cortinajes de gruesa tela que no deja entrar el aire fresco ni la claridad. Últimamente, para disimular el fuerte olor a moho que se respira entre aquellas paredes, meten entre las páginas de las nuevas ediciones algunas palabrejas malsonantes de pandilleros de barrio, que ni siquiera de forma coloquial usa ningún joven de cultura media. 


Eso les da sensación de modernidad y les ayuda a justificar una nueva edición "actualizada". 
Porque la RAE, como la política, es un negocio. Amparado por el Gobierno y por la propia Corona, pero negocio al fin y al cabo. Negocio rancio, antiguo, pero no tan antiguo como la propia Valencia a la que irrespetuosamente le niegan su lengua. Valencia, señores (sin mayúscula) fue fundada por los romanos del año 138 a.C. Una de las primeras colonias romanas llegadas a la Península Ibérica. Porque, según piensan los señores (sin mayúscula) de la RAE, los valencianos eran mudos. No sabían hablar y no aprendieron a hacerlo hasta que llegaron los primeros pobladores catalanes tras la conquista de estas tierras a los moros. Será una locura pero, según dice la sexta acepción de su diccionario, como significado de la palabra "valenciano" (dialecto del catalán), así sucedieron los hechos, o así al menos parecen creerlo sus "sabios" y así quieren por tanto que el mundo entero lo crea.


Mudos hasta la llegada de los romanos, pero siendo sin embargo inteligentes, los valencianos hablaron el latín traído por los romanos, el iraquí de los alanos indoeuropeos, el árabe de los moros africanos y finalmente... ¡Dios sea loado!, el catalán. El resultado, un batiburrillo llamado VALENCIANO. El mozárabe que se hablaba en la región levantina a la llegada de los catalanes (benditos sean a los ojos del Señor) era un latín vulgar en el que, como está demostrado, ya participaban muchos rasgos del actual valenciano. Aquí (como en la Conchinchina) las lenguas evolucionaron. En la Península Ibérica, mil veces invadida por pueblos diferentes, el idioma fue cambiando según los pueblos que pasaran por sus distintas regiones. En la región valenciana, la suma de todo ello es la lengua valenciana o VALENCIANO. Los señores (sin mayúscula) de la RAE deberían hacer caso del lema de la Academia, limpiando, fijando y dando esplendor a la verdad de las cosas.


Mapa de 1235, todavía con la "Marca Hispánica" en poder francés.
La Corona catalano-aragonesa nunca existió. Valencia (1229-1245) y Mallorca (1229-1231) fueron conquistadas por Jaime I de Aragón a los moros. 
Hasta 1258, cuando se firmó el famoso "Tratado de Corbeil", por el cual Jaime I renunció a sus posesiones en el mediodía francés a cambio de las que formaban la Marca Hispánica, Cataluña no existía. A pesar de la rapiña de Guifredo el Velloso y sus descendientes y secuaces, las tierras de Cataluña eran condados pertenecientes al Reino de Francia, ¿oui?. Si no existían, dificilmente pudieron darle a Valencia y a Mallorca su lengua. Más bien tomarían ellos la nuestra... ¿O no es así?. Por lo tanto, puestos a fantasear (que es lo que a los independentistas catalanes tanto les gusta) el catalán es un dialecto del valenciano-mallorquín, usado en una región francesa permutada por Jaime I de Aragón en 1258, mediante el Tratado de Corbeil y refrendada por Felipe IV de España en 1659, con el Tratado de los Pirineos (1659). 

RAFAEL FABREGAT
(Jubilado valenciano sin estudios) 

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