30 de marzo de 2014

1315- ISLA MONTSERRAT.


Isla Montserrat
es una de las islas del mar Caribe, territorio de ultramar dependiente del Reino Unido. Está situada al sureste de la isla de Puerto Rico, forma parte de las Antillas Menores y es uno de los 17 territorios no autónomos bajo supervisión de las Naciones Unidas para evitar su colonización. Es decir: los países más colonialistas del planeta protegen estos territorios para que no sean otros sino ellos quienes las dominen. (!) 


¿Será posible tanta desfachatez?. ¡Que tranquilos quedaremos algunos, el día que nos vayamos al otro mundo...! Pero, en fin, sigamos. ¡No vamos a adelantar nada...! 
La isla fue bautizada por Cristóbal Colón en su segundo viaje (1493) con el mismo nombre de la montaña de Montserrat, existente dentro de la provincia de Barcelona (España). A la llegada de Colón la isla estaba habitada por Caribes y Arawak, indígenas provenientes de centroamérica. Sin embargo los españoles no la colonizaron y en 1632 la isla quedó bajo dominio británico. En este mundo que nos ha tocado vivir, los que siegan no siempre son los que sembraron. 
Los ingleses establecieron una colonia neo-feudal con un grupo de irlandeses que habían reclutado contra su voluntad como sirvientes y completada aquella mano de obra con esclavos africanos. 
Con el sudor, la sangre y muchas veces la propia vida de aquellas gentes, amplias zonas fueron convertidas en grandes plantaciones de azúcar y algodón que en 1700 estaban ya en pleno apogeo. 
Todos los presos políticos irlandeses de aquellos años fueron llevados por Lord Oliver Cromwell y obligados a trabajar en la isla como esclavos.


Las revoluciones de los esclavos se sucedían y en 1834 la esclavitud fue abolida en Isla Montserrat; más que nada porque los británicos vieron que no era rentable. 
Tal eventualidad se demostró dos décadas después cuando el británico Joseph Sturge compró una hacienda azucarera atendiéndola con mano de obra asalariada, dejando patente que era mucho más viable económicamente que hacerlo con esclavos. 


embargo Isla Montserrat no es el lugar tropical y paradisíaco que fue décadas atrás, con la esclavitud abolida y con la explotación turística de sus bellezas incomparables. 
Dejado de la mano de Dios este territorio es azotado por la naturaleza de forma asidua y brutal. Solo relatando los acontecimientos de los últimos 25 años... el huracán Hugo destrozó en 1989 el 90% de las casas de la isla. En 1995 el volcán Soufriere Hills destruyó la ciudad de Plymouth obligando a la población a marchar de la isla. En Agosto de 1997 las casi 20.000 personas que quedaban en la isla fueron evacuadas en su totalidad ante el cataclismo inminente del volcán Soufriere
Su belleza era de tal magnitud que se la conocía como "la Isla Esmeralda" pero yo siempre digo que si bien hay dudas sobre la existencia de Dios, no las hay en cuanto a la del Diablo. 
Vivimos en un mundo en el que demasiadas veces parece que solo hemos venido a sufrir y donde todo lo bello y bucólico nos está vetado o estrictamente racionado. 

No hay belleza eterna, porque nada es eterno en este mundo de cambios constantes. En pocas horas la bella y turística ciudad de Plymouth fue sepultada bajo la lava y las ardientes cenizas que lo inundaron todo. Semanas después la fuerza devastadora del Soufriere se calmó, pero ya era tarde. Isla Montserrat ha quedado dividida actualmente en cinco zonas, según la proximidad del volcán, algunas de ellas con acceso totalmente prohibido.
La zona más próxima al mismo está totalmente cerrada y solo permite la llegada de personal con fines científicos. Para los que aman el riesgo, Isla Montserrat sigue siendo la maravilla de siempre. La isla no está ni mucho menos deshabitada puesto que, aunque no se sabe por cuanto tiempo, aproximadamente 9.000 de sus habitantes volvieron y limpiaron algunas zonas menos devastadas. No falta alojamiento, ni terrazas con cerveza fresca y vistas espectaculares a un mar de tonos turquesa. Solo "el perro del hortelano" se nota a faltar, un perro que ni está ni se le espera. 

Abandonada como si en ella se hubiera desarrollado la peor de las guerras, cubierta de bloques de lava endurecida. 
De las calles y casas solo sobresalen sus tejados que se resisten a ser enterrados también. Solo los edificios más altos o situados en la parte alta de la ciudad quedan visibles. Gran parte de las pertenencias de sus moradores quedaron allí, sepultadas por las cenizas o la lava. Un reino de polvo ardiente que la atrapó en el tiempo ¿para siempre?
No hay que perder la esperanza. Sus gentes son sencillas, amables y cariñosas con el visitante que mira extasiado su belleza de playas verde-azuladas y volcanes humeantes. Son 102 Km2. de belleza incomparable. La propia de un territorio tropical y la errática de los ríos de lava solidificada allá donde la selva lo abarcaba todo. Las carreteras y caminos son lo que son, motivo por el cual es imprescindible viajar en 4x4 y un móvil con cobertura por lo que pueda ocurrir. Plymouth, la capital de la isla, es una ciudad fantasma, pero todo cambiará un día no tan lejano, si se pone interés en ello.


Desde hace unos años el caos invade esta isla maravillosa pero, justamente porque lo es, Isla Montserrat emergerá de sus cenizas como ave Fénix y volverá a ser la que fue. Que sus gobernantes olviden la desgracia y que se pongan a trabajar. Total, no es tan difícil, ¡con que pongan un par de sucursales de los Bancos británicos...!.

Escudo de Isla Montserrat.
Los 25ºC de temperatura media y sus 2.000 mm. de precipitación anual se abrirán el paso necesario para volver a la exhuberancia que siempre ha presidio este enclave. 
La diferencia es que con la ayuda del hombre eso se conseguiría en la décima parte de tiempo. 
La Isla Montserrat lo vale, por eso el Reino Unido la tiene atrapada entre sus garras, como tantas otras colonias en las que ni come ni deja comer. 
¿Sería demasiado pedir, a un Imperio íntimamente ligado al expolio colonial, que diera una simple limosna para recuperar esta isla maravillosa donde solo hay gente cristiana y de buena voluntad?.

RAFAEL FABREGAT

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