9 de enero de 2014

1227- DELINCUENCIA EXTRANJERA.

Que las cárceles españolas están saturadas lo sabemos todos, como también sabemos que una tercera parte de los presos son extranjeros. Personalmente no pensaba yo que los emigrantes que llegan diariamente, por cielo, mar, o a través de nuestras fronteras, eran delincuentes potenciales pero, visto lo visto, creo que habré de cambiar de opinión. 
Conociendo lo que fue en otros tiempos (y también en el presente) la emigración española, pensaba yo, "povero infelice", que los emigrantes venían a ganarse la vida trabajando honradamente pero, muchos de ellos, parece que no llevaron nunca esas intenciones. La población penitenciaria en España es actualmente de 65.000 personas, de las cuales 20.000 son extranjeros (31%).

Me pregunto yo y nos preguntamos muchos si estos delincuentes no podrían cumplir las condenas en su país. No es suficiente con soportar sus fechorías que, encima, tenemos que alimentarles. ¡Que se jodan!. 
Según tengo entendido, nuestras cárceles son demasiado cómodas, casi equiparables a un hotel. 
Buena cocina, piscina, gimnasio, cine y amplios salones de TV en color. Para más burla a la salida cobran una paga y les espera una pensión mensual por desempleo... ¡Vaya cachondeo!. Nada, nada, que marchen a sus países, donde les espera sin duda el tratamiento que merecen y además no tendremos que soportar el gasto que infringen a nuestra comunidad. Basura de gentuza que ni los suyos soportan, pero que cada palo aguante su vela.

Debido seguramente al pésimo momento económico que estamos atravesando en España, la población reclusa está aumentando a razón de 1.000 indivíduos trimestrales, lo que se está convirtiendo en un verdadero problema para las Instituciones Penitenciarias. 
Desde mi punto de vista esta "mierda" no es la que nos llega con patera vía marítima, ni tampoco la que desafía las cuchillas de las alambradas de Ceuta y Melilla. La auténtica "mierda", cuya intención no es otra que la de delinquir, viene tranquilamente por carretera o, más cómodos aún, en vuelo regular.
Ahí es donde habrían de estar colocadas las alambradas con cuchillas, porque nada podemos decir del que viene a ganarse la vida honradamente, pero sí del que solo viene a robar. ¡Que se queden en su país!.

Y lo más gracioso es que, si les pillan y les acompañan a la frontera, al día siguiente vuelven a estar en España. ¡Como las moscas a la miel!. ¿Qué tenemos, que les gusta tanto?. Pues yo se lo diré: gobierno débil, policía permisiva y cárceles cómodas. Eso sin contar el trato descriminatorio a favor de los extranjeros ya que, cuando un español es condenado a una pena superior a dos años entra irremisiblemente en la cárcel, mientras que los extranjeros que son condenados a pena inferior a seis años se les expulsa inmediatamente sin haber cumplido pena alguna. Así pues delinquen impunemente puesto que lo máximo que puede pasarles es que les manden a su país con billete pagado. ¿No es este un trato injusto y descriminatorio?. ¿Qué clase de justicia es esta?.

El resultado de toda esta injusticia es que, como se ha dicho anteriormente, a pesar de tanta benevolencia la tercera parte de los reclusos en cárceles españolas son extranjeros. Sería deseable un cambio en la legislación que impidiera que los presos exiliados pudieran entrar nuevamente en España al día siguiente de ser expulsados. Si tenemos en cuenta la población nacional y extranjera del país resulta que, proporcionalmente, los emigrantes que nos llegan son cinco veces más delincuentes que los nacionales. 
La sociedad española tiene claro que cada día que pasa aumentan las bandas de extranjeros que van a delinquir a países más ricos y con leyes más permisivas que sus países de origen. El resultado es la ola de robos en naves industriales y chalets o la de vehículos de gama alta.

Esto nos indica claramente que buena parte de la inmigración que recibimos no son gente trabajadora que busca mejores condiciones de vida, sino delincuentes habituales que, acorralados en sus países de origen, buscan nuevos horizontes donde cometer sus fechorías. ¡Éramos pocos y parió la abuela...! No es bastante el momento de crisis que estamos atravesando, que nos faltaba ser comedero de todos los ladrones de Europa y más allá. 
Se dice que los mejor organizados son los rumanos y kosovares, procedentes de países que han tenido guerras recientes y donde la vida de los demás y hasta la suya propia no tiene apenas valor alguno, lo que da explicación a sus brutales actuaciones. Dato curioso es que los presos extranjeros ha aumentado en los últimos 5 años el 150%.

Solo en el último año han ingresado (aprox.) 2000 personas en las cárceles españolas, de las cuales 1600 (80%) eran extranjeros. Los datos indican que la mayor parte de estos reclusos son marroquíes, seguidos de colombianos, rumanos y argelinos. Los que llegan en pateras procedentes de países centro-africanos no son delincuentes, sino gente que intenta mejorar las condiciones propias y las de los suyos que quedaron en sus países de origen. Los delincuentes profesionales entran legalmente en nuestro país y lo hacen en cómodos medios de comunicación. A nadie le molesta la gente que emigra para mejorar sus condiciones de vida pero, por su situación geográfica, España sufre una lacra de dimensiones preocupantes que alguien tendrá que corregir.

RAFAEL FABREGAT

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario,parecemos un país que no se hace nada para evitarlo.

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    1. Gracias amigo José Luís. Ante tanto silencio e inoperancia, a veces me da la impresión de que el bicho raro debo ser yo. Me alegra ver que alguien comparte alguno de mis puntos de vista.
      Un abrazo y hasta siempre.

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