25 de enero de 2013

0908- EL CIRCO CATALÁN.

Que los independentistas, instalados en la caravana del circo catalán, no van a dar marcha atrás, está claro. 
Desde el momento que sus dirigentes vieron el independentismo, como "bomba de humo" para esconder su mala gestión y la financiación ilegal de su partido, la marcha atrás ya no era posible. 
La mierda está removida y solo cabe la victoria o el ridículo más espantoso. 
Lo que no saben muchos de los ciudadanos catalanes, es que no es el interés del pueblo lo que está en juego, sino el de sus dirigentes. 
Resulta ridículo ver a miles de personas manifestándose en apoyo de las diferentes opciones, pensando que con ello defienden sus intereses particulares y colectivos cuando, en realidad, solo se defiende si el sillón del "honorable" será el mismo que hasta ahora o si se cambiará por otro más mullido. 

Mande quien mande el pueblo siempre estará jodido, lo cual demuestra nuestra imbecilidad a la hora de defender a unos o a otros. 
¿Que más da quien gane, si todos se burlan del ciudadano?. Si somos conscientes de esta realidad incontestable, ¿por qué somos tan tontos de salir a la calle, arriesgando incluso nuestra integridad física, portando pancartas y cantando consignas que solo defienden los intereses de aquellos que solo miran su propio interés?. 
Ir a votar... Pues hombre, si. Cada cual tiene sus ideas y tal y tal...
 Hasta ahí, todos de acuerdo pero, ¿salir a la calle, por unos u otros... Vamos, ni loco. ¡Que se jodan!. 
¿Nos regalan ellos algo?. 
Que se las compongan como puedan. Que nadie se preocupe, que son mayorcitos y saben, mil veces mejor que nosotros, lo que les conviene. Su único objetivo es medrar, cargar equipaje y levar anclas. 

Y mientras su barco se pierde en el horizonte con destino a las playas caribeñas, los imbéciles quedan en el puerto agitando banderas y exhibiendo pancartas en apoyo a sus intereses. Yo... ¡es que no me lo puedo creer!. En fin, cada persona es un mundo y de todo tiene que haber en la viña del Señor pero, ¡hay que ver hasta donde llega la tontería humana...! El mejor de nuestros políticos no merece el esfuerzo de asomarte a la ventana, en el caso de que pase por la calle y menos aún que bajemos a saludarle. Ya ni te cuento en lo que respecta a acompañarle en sus andanzas camaleónicas en busca de presa. Esa es la realidad, después que cada cual haga lo que quiera. Porque, claro, algunos de los manifestantes tienen migajas que recoger o, al menos, creen que pueden tenerlas si acuden a la fiesta. Yo de eso no digo nada, porque hay que comer todos los días y todos no pueden o no quieren ganar esa comida trabajando. ¡Allá cada cual!

El independentismo catalán, como ha sucedido decenas de veces, es un camuflaje político y como tal irá remitiendo a medida que la crisis vaya solucionándose y la gente resuelva sus dificultades personales. Importante también para los políticos que la gente vaya olvidando las "raciones" que se han servido en sus platos de glotones insaciables. Como otras comunidades, la Generalitat de Cataluña ha mermado los derechos de los ciudadanos y (a pesar de ello) ha cerrado el año 2012 con un déficit por encima del comprometido. ¿Como se come eso?. Pues fácil... Han recortado gastos en los servicios al ciudadano, pero no en los suyos propios. ¿Alguien esperaba otra cosa?. Vamos a ser buenos y a pensar que creían que recortando los servicios al ciudadano habría ahorro suficiente para dar solución al problema, pero no. Su solución ha sido pedir la independencia. Claro que el hecho de que Cataluña se independice (que será que no) nada tiene que ver con los problemas económicos y sociales del ciudadano catalán.

La crisis no se acabará cuando se independice Cataluña, sino cuando corra el dinero, es decir, cuando los que la han provocado quieran que se acabe. Que nosotros consumamos más o menos, no depende de nosotros. Ni siquiera de nuestras posibilidades económicas. Por muy extraño que nos parezca, cada uno de nosotros gastamos lo que "alguien" quiere que gastemos. Las cosas valen lo que ese "alguien" quiere que valgan y las compraremos o no, según lo que ellos quieran que hagamos. Los ciudadanos somos simples marionetas, cuyos hilos manejan otros. Solo de una cosa manda el ciudadano en los países democráticos: EL VOTO. Si la gente de a pie fuera inteligente (que no lo es) aprovecharía esa circunstancia (que no la aprovecha) a su favor. Sin embargo, la carne es débil y la del cerebro del trabajador más todavía. Tanto es así que nuestros cocineros (los políticos) la guisan y la montan en el plato de forma tan exquisita, que nos dan gato por liebre y no somos capaces de darnos cuenta de ello...

RAFAEL FABREGAT

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