14 de agosto de 2012

0766- LA FARSA DE COLÓN.

Normalmente se dice "el huevo de Colón" pero, de acuerdo con algunos datos recogidos en la caja sin fondo de la Historia, resulta ser que Cristobal Colón más que un descubridor era un "listillo", de mucho cuidado y poca vergüenza, que se benefició de los conocimientos y por lo tanto de las agallas que otros, antes que él, pusieron en el descubrimiento del que se dio en llamar el Nuevo Mundo. En otras palabras, que la imagen del ilustre explorador que nos contaron de niños en las clases de Primaria, era un cuento chino del Genovés sin otra pretensión que llevarse los dineros y la fama que sin duda otros merecían tanto o más que él. Claro que esto habremos de explicarlo un poquito para que aquellos escolares repelentes de jersey de pico que encabezaban la lista de donativos al DOMUND y que hoy tienen 70 años cumplidos, se enteren de que solo nos contaban mentiras en lo histórico y, por supuesto, en lo religioso.

Daremos la primera pincelada de alquitrán sobre el retrato del Genovés al decir que ya los egipcios habían ido y venido del continente americano tantas veces como les apeteció y así lo demuestra la gran cantidad de nicotina hallada en las momias egipcias de alto standing, cuando la única planta con grandes cantidades de esa sustancia es la del tabaco y ésta solo se hallaba entonces en tierras americanas. También vemos gran similitud cultural y artística entre la civilización egipcia y la americana, ejemplo de ello las pirámides, momificación de los muertos, culto a similares dioses, calendarios lunares de gran precisión, etc. que vienen a conjeturar que estos pueblos americanos bien podrían ser colonias egipcias que quedaron ancladas en suelo americano. Es más, hay constancia escrita de tales expediciones marítimas al "País de Punt" ordenadas por el faraón Mentuhotep IV (1983-1976 a.C.) para la búsqueda de especias, así como de esclavos egipcios negros dejados allí para poder cargar a la vuelta mayor cantidad de mercancía. 

Aunque nunca se ha conocido su ubicación, se pensaba hasta hace bien poco que Punt podía ser algún territorio de Oriente pero algunos estudiosos creen que los egipcios negros abandonados lo fueron en tierras mexicanas y pueden ser por tanto los fundadores de la cultura Olmeca. 
Se entiende que los egipcios pudieron ser los primeros, pero no los últimos que llegaron a tierras americanas en aquellos tiempos antiguos. En una losa de la localidad de Puso Alto (Brasil) se halló una inscripción que dice: "Somos cananeos de Sidón, de la ciudad del rey mercader..." 
También en tierras brasileñas se encontró una escritura fenicia que dice: "Tras un largo y peligroso viaje, efectuado en cuatro barcos, alcanzamos con nuestros compañeros y treinta esclavos el desembarcadero..."

Algunos investigadores consideran que varias ruinas, tanto en Brasil como en Norteamérica, son de factura fenicia. También los Cartagineses, herederos de la cultura fenicia, se pasearon por tierras americanas partiendo de Canarias o de las Azores. Prueba de ello son inscripciones en el Estado de Virginia (EEUU) en la variedad alfabética utilizada por los cartagineses del siglo VIII a.C. El secreto de tierras americanas se conservó durante siglos bajo pena de muerte y murió con estas civilizaciones que pretendían para sí las riquezas allí encontradas.

Solo la tradición griega habla de tierras al otro lado del Atlántico aunque se cree que también alguna nave romana pudo llegar por casualidad puesto que se hallaron restos arqueológicos que hablan de su presencia. Entre ellos una moneda romana de plata en las Antillas, un vaso de terracota lleno de monedas romanas de bronce en Panamá, una moneda del siglo II en el estado de Tennessee (EEUU), etc. También resulta curioso que en la ciudad de Pompeya haya casas decoradas con frescos en los que figuran frutos como la piña tropical, entonces exclusivamente americana. También los Vikingos parece ser que llegaron en el siglo IX por el mar del Norte a las costas de Canadá, descubriendo primeramente Islandia y Groenlandia para llegar al norte de Terranova. 

Estos descubrimientos si que fueron de conocimiento general, aunque no hubo asentamientos hasta el año 1.010. 
Los siguientes en llegar a América, primeros en cuanto a número e importancia de asentamientos en la zona, fueron los chinos. La Dinastía Shang es derrotada y perseguida por los Zhou. Obligado por las circunstancias, el hijo del derrocado Yin Shang decide emprender un comprometido viaje con destino desconocido. 

La más importante flota del planeta se hace a la mar con 25.000 leales a bordo. Las grandiosas naves tienen suerte pues conectan con la corriente oceánica y en pocos meses llegan a tierras americanas. En principio con la alegría de haber alcanzado tierras donde iniciar una nueva vida, pero pronto se darán cuenta de que la herencia que traen de Oriente es muy limitada y habrán de florecer con unas bases muy primitivas. Se establecen en América Central pero con el tiempo se difuminan en el entorno y poco se sabe de su vida en las nuevas tierras. Centenares de signos y escritura sobre esculturas, alfarería y objetos artísticos de los indios de Mesoamérica guardan una gran similitud con la escritura china y todavía hoy, muchos términos agrícolas chinos tienen la misma denominación que en Centroamérica. Igualmente ocurre en los antiguos rituales de sacrificios y hechicerías.

Alonso Sánchez
Nuevas noticias sobre América, esta vez de origen danés, hablan del viaje de veinte hombres que parten del golfo de Vizcaya y Bayona y llegan a Terranova en el año 1.412, zona en la que varios topónimos son de origen vasco y algunas palabras de los indios Mimac son voces euskeras a orillas del río San Lorenzo al sureste de Canadá. Parece ser que los portugueses, en una operación de alto secreto, llegaron a Cabo Verde en el año 1.447 bajo los auspicios del rey Enrique, como lo reflejó Bianco el Veneciano en uno de sus mapas. Una segunda expedición capitaneada por Diego de Teive y en la que viajaba un tal Pedro de Velasco, partió en 1.452 en dirección N.O. llegando a las costas de Terranova. Sin embargo el más extraño papel que determinó "nuestro" descubrimiento de América, lo tuvo un tal Alonso Sánchez, marino y comerciante que negociando con Inglaterra, Canarias y Madeira partió de Huelva en 1.480 y una fuerte tormenta lo empujó desviandole hasta una isla, en pleno Caribe, que los nativos llamaban "Quisqueira" y que sería llamada posteriormente Santo Domingo o La Española".

Realizó un mapa de la isla y preparó la ruta de regreso a su tierra. Tampoco en esta ocasión el mar le fue propicio y llegó moribundo a las costas de Madeira con el barco totalmente destrozado. Le asistió un marinero al que contó su triste viaje y al que entregó el mapa de aquella isla que consideraba antesala de las Indias Orientales. Con ese acto le entregaba fama y honores a quien le asistió en sus últimos momentos de vida. Ese hombre era Cristóbal Colón al que picó la curiosidad e inmediatamente empezó sus pesquisas interrogando a marinos de Palos que habían participado en alguno de los viajes trasatlánticos. También se trasladó Colón a Bretaña donde tenía noticias de un marino que en 1.488 debido a las fuertes corrientes ecuatoriales le habían llevado a las costas de lo que hoy llamamos Brasil. 

Lo curioso es que el jefe de esa expedición era español y se llamaba Pinzón. 
Todos los datos de los diferentes descubridores bullían en la cabeza de Cristobal Colón. 
El dio forma, eso sí, a todos los cabos sueltos con los que se contaba hasta entonces. Cristóbal no fue el descubridor de América, pero si el que convirtió los hilos en ovillo llegando a la conclusión que los diferentes exploradores y territorios encontrados no eran otra cosa que las tierras más al este de las indias orientales. 
Un camino para llegar al continente de las especias en la mitad de recorrido y por consiguiente empleando la mitad de tiempo y costes. 
En palabras actuales, Colón pensó que le había tocado la Lotería... 

Había que mantener todo aquello en secreto. No sería el descubridor pero si el beneficiario de una nueva "Ruta de las Especias" que sus antecesores no supieron interpretar. Solo le faltaban los medios pero, con tales perspectivas de negocio, los padrinos no se harían esperar. No fue tan fácil, pero lo logró. El resto de la Historia ya es de conocimiento general. Cristóbal Colón entraría en los anales de la Historia como descubridor del Nuevo Mundo cuando, en realidad, aquellas tierras estaban holladas por muchos. Sencillamente fue "el último en pisar suelo americano". 
Pero tenía el apoyo de la Iglesia y de los reyes de España y aquí, para triunfar, más importante que la valía son los apoyos. ¡Así nos va...!

RAFAEL FABREGAT

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