13 de junio de 2012

0709- EL CALOR DE LOS VOLCANES.


Son muchas las disciplinas científicas de apariencia aburrida, con detalles que solo parecen tener interés para los estudiosos del tema. 
La gente está cansada de las noticias siempre negativas y quiere reír, o sonreír al menos. Esto no es fácil de conseguir con temas vulcanológicos, más bien basados en hechos científicos que, si bien no llevan a preocupación alguna, tampoco se puede decir que tengan la menor gracia. 
La visión de un volcán en plena erupción puede ser bella, preocupante e incluso catastrófica... pero nunca divertida y la gente, repito, quiere reír y evadirse de los problemas cotidianos.
¿Cómo hacerlo con un tema como el de hoy?.
Aunque, claro, volcanes los hay de muchos tipos...

Mi intención no es hacer sufrir a mis lectores y paso pues de calentarles la cabeza con datos técnicos sobre los diferentes volcanes que seguimos teniendo activos en el planeta. Quizás otro día. 
Hoy tampoco a mí me apetece. Las cosas calientes nos gustan a todos, pero no estas. 
En fin, mucho me temo que la entrada de hoy será breve, esperemos que por lo menos tome un nuevo rumbo y acabe con esa sonrisa que se negaba en el primer párrafo de la entrada.
Abandonadas las erupciones volcánicas al uso, en un acto de la más absoluta falta de rigor y seriedad y ya que estamos a media mañana, vamos a tomarnos un buen café acompañado, eso sí, de un buen trozo de "volcán de chocolate", un sabroso dulce que hacen en la pastelería de la esquina. Charla con amigos y compañeros que, si no hemos de conducir, puede ir también acompañada con una copita de algún excelente licor.

Los romanos situaban la "Fragua de Vulcano" en la isla de Sicilia y más concretamente en el corazón del monte Etna, aunque otros decían que dicha fragua estaba bajo la isla eolia de Vulcano, en el mar Tirreno. Como es de conocimiento general Vulcano, dios del fuego y los volcanes, forjador de los metales y creador de armas y armaduras para dioses y héroes, era hijo de Júpiter y de su esposa Juno. Tan feo era al nacer que su madre lo arrojó del olimpo. Todo un día y una noche estuvo cayendo hasta que chocó con el mar. En tan larga caída se rompió las piernas y quedó cojo. Sin embargo la nereida Tetis y su amiga Eurínome lo recogieron, le curaron y lo criaron hasta los nueve años. Ya crecido siguió su destino de dios feo y solitario. En la mitología romana se le presenta con el aspecto de un hombre entrado en años, robusto, pero cojo y de aspecto desagradable. 

















Sin embargo a pesar de su rudo aspecto se casó con Venus, la diosa del amor, aunque la armonía no duró demasiado y no tuvieron hijos. Y es que la belleza de Venus no pasaba desapercibida y una y otra vez era asediada por multitud de pretendientes por lo que poco tiempo después ésta le sería infiel con Marte, el dios de la guerra y con el que tuvo varios hijos. 

Vulcano se propuso darles un escarmiento y fabricó una red de finas e imperceptibles fibras de plata que tendió alrededor del lecho del pecado. 
Cuando los amantes se acostaron la red se cerró sobre ellos y Vulcano llamó a los dioses para que vieran a los adúlteros. 
Siempre alrededor de la fragua, Vulcano siempre va unido al fuego, al calor y al amor eterno. No es pues de extrañar que, a pesar del ser el más feo y desagradable de los dioses, siempre se le relacione con el sexo y las más bellas mujeres. 
Porque él era feo de solemnidad, pero nunca pasó frío. ¿Será por la belleza de la que fue su mujer (Venus/Afrodita) o será porque la mujer y el sexo siempre van unidos al calor?. 
Las piernas de Vulcano no eran buenas pero sus brazos eran potentes, motivo por el cual no le faltaron mujeres que buscaran el calor de su fragua. Nadie relaciona el sexo con el frío. 
Muchas son las parejas que hacen el amor sobre la arena de la playa, en una noche veraniega, pero pocas las que ni siquiera lo piensan en la bellísima alfombra que hay sobre el suelo tras una intensa nevada. 

Siempre que no seas un esquimal, claro está, porque ellos ¡bien que se arriman...! 
El motivo es claro. Como se ha dicho antes el amor nace siempre al calor natural de la juventud y especialmente en los cálidos meses primaverales y veraniegos. 
Aunque algunos digan que la ropa es fácil de quitar, lo cierto es que la escasez de ropa, que las mujeres llevan siempre con el buen tiempo, ayuda y mucho. 
De todas formas, con calefacción o sin ella, si eres joven cuando llega el crudo invierno es fácil mantener la llama del amor encendida. 
El problema es que la juventud se acaba y no es algo que pueda comprarse. 
¡Y dura tan poco...! 

RAFAEL FABREGAT

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