27 de febrero de 2012

0617- LA PARODIA SINDICAL ESPAÑOLA.

REEDICIÓN.
¡Es que los españoles son muy tontos! -dicen los marroquíes de mercadillo al ver que el español medio, cuando se le pide un precio por determinado artículo, lo paga sin regatear creyendo que ese es el precio que corresponde, sin más análisis que fiarse de lo que le dicen.
¡No lo saben ellos bien...!
Con más de 200 países que hay en el planeta, parece ser que tal imbecilidad solo los españoles la cometemos. 
Nunca el primer precio, es el precio real de las cosas y nunca lo que otros nos dicen es la verdad absoluta, muy especialmente cuando hay intereses de por medio. Pero vamos al grano...

No hace falta ser un lince para darse cuenta que el tema de los Sindicatos es la cueva de Alí Babá pero, la gente que nunca hemos creído en ellos, no teníamos los datos suficientes para poder hablar con pelos y señales. 
Eso sin contar que hay verdaderos fanáticos inocentes con los que tampoco quieres discutir, que piensan que tales golfos no tienen otro quebradero de cabeza que luchar por la defensa de los intereses del trabajador. 
Por si ser currante y único pilar económico del país -abastecedor de platos y prebendas de todos los sinvergüenzas que viven a nuestra costa- no fuera suficiente, ahora resulta que los jefes de los Sindicatos son señoritos de Rólex y gemelos de oro, que de sindicalistas no tienen absolutamente nada. 
Los Sindicatos son uno de los mayores holdings empresariales de esta mierda de país que se llama España en el que, quien no corre vuela.



























Según revela ABC en el día de hoy, entre UGT y CCOO controlan un entramado empresarial que suma activos superiores a los 240 millones de euros. Las 53 empresas controladas por la patronal más exclusiva y eficiente de este país (Méndez y Toxo) solo en el último ejercicio contable presentaron beneficios por importe de 10.595.000 euros. Eso sin contar a otras seis empresas que, aunque siguen activas por no estar liquidadas, no han presentado cuentas en el Registro.

Ni siquiera hay que buscarle cinco patas al gato para darse cuenta de que, lo que la inmensa mayoría de los trabajadores creen que es una entidad sin ánimo de lucro y cuya finalidad es exclusivamente la defensa de los intereses del trabajador, se trata en realidad de un macro-negocio que, como todos los de su clase, tiene como único objetivo potenciar la flotabilidad de la nave y a los capitanes que la gobiernan, con sus mullidos sillones y abultados sobres a fin de mes para los directivos y empleados inscritos en el paro como otra empresa cualquiera. En este momento, ser sindicalista no es más que pertenecer a una tapadera, a la tramoya de una super-patronal que aparenta estar al servicio del trabajador cuando realmente se trata de una de las empresas más prósperas de nuestro país. 

¿Sindicatos de Trabajadores?. Grandes empresarios, magnates que controlan cientos y cientos de millones de euros a través de varios sectores económicos de primer orden, sin producir ni la mina de un miserable lápiz. 
Trapicheando con el dinero y la sudor de los demás como vulgares zánganos.
Un importante porcentaje de multinacionales como el BBVA o Telefónica y gestión de planes de pensiones privados, están bajo su control. 
Decenas de sociedades anónimas y limitadas, suman un entramado económico del que ningún afiliado tiene la más remota idea. 
Las cazadoras y chaquetas de pana de sus dirigentes no son más que vestuario teatral; utillaje escénico con el que caracterizar al personaje sindical que se representa. 
Pueden codearse y se codean con los grandes de España, porque ellos forman parte de quienes componen una élite que nada tiene que ver con el sindicalismo. Porque, al menos en España, el sindicalismo es la parodia nacional, una obra de teatro representada por los mejores "actores" de la comedia española. 

Ciertamente y visto lo visto, no se comprende como es posible que todavía tengan afiliados.
Desde luego, ¡hay que ser ingenuo para, dejando los platos de tu mesa medio vacíos, apoyar a estos tunantes con tu dinero!. 
Los Santos Inocentes ya no es pues una Festividad que se celebre el día 28 de Diciembre de cada año, sino la lista de tontos que dejan parte de su sueldo y esfuerzo diario para engordar la barriga y la cuenta corriente de cuatro listos que viven de sus mentiras y medias verdades, haciéndoles creer que viven y trabajan por y para ellos. 
Efectivamente trabajan para ellos, ¡para ellos mismos, quiero decir!. Está visto que con tantos palos, al final no podremos creer en nada ni en nadie. Cuando llegue ese día, ya no pagaremos en los mercadillos el primer precio que nos pidan por las cosas... Que, visto lo visto, ya sería hora.

RAFAEL FABREGAT

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