15 de septiembre de 2011

0490- EL VERANO INTERMINABLE.

REEDICIÓN.
Calentamiento global o casualidad meteorológica pero lo cierto es que, contrariamente a lo que es habitual, el verano de 2.011 no termina este año en España. 
Hasta la entrada del verano oficial nada nuevo observamos en el clima; un invierno suave, una primavera bastante lluviosa... Todo perfecto hasta finales de Junio cuando las temperaturas se estancaron. 
Las tres primeras semanas del mes de Julio, normalmente la época más calurosa del año en la región valenciana, fue ciertamente fresco hasta el punto de impedir el uso de las camisetas de manga corta.
Pero ¡ay amigos! por fin llegó el verano y con él vino el calor, las chicas con falda corta y las Fiestas de Agosto de nuestra localidad. Temperaturas de 35/40º se instalaron en nuestro país, no en la región andaluza, como es lo normal, sino en toda la península ibérica... ¡y aquí estamos!. A mediados del mes de Septiembre y con un calor jamás visto en estas fechas y latitudes. Al calor se suma el hecho de que no haya caído una sola gota de agua desde hace varios meses, algo fuera de lo normal y que tampoco satisface a nadie. Solo los jóvenes están que se salen... Claro, ¿quien si no?.

Las gentes de Cabanes, que peinamos canas, recordamos con una cierta nostalgia la época en que la mayor parte de nuestro término municipal -hoy semiabandonado- estaba dedicado al cultivo de la viña. 
La Bodega Cooperativa, esperando el momento óptimo de maduración de la uva, abría sus instalaciones y la admisión de la cosecha hacia el 15 de Septiembre. Sin embargo las continuas tormentas que llegaban desde mediados de Agosto en adelante y con una frecuencia semanal, obligaron a adelantar la vendimia. 
Como acabo de decir, apenas llegado el 15 de Agosto, todas las semanas había tormentas y muchas de ellas hasta incluso dos veces y más. 
Las mañanas solían ser extremadamente frescas pues los campos se cubrían por la noche de un extraordinario rocío que lo empapaba todo. 
Por la tarde grandes nubarrones cubrían el horizonte e indefectiblemente el día acababa en grandes tormentas en las que, entre rayos y truenos, se escapaba gran cantidad de agua y algún que otro pedrisco. Incluso hubo gente que, por no perderlo todo, armados de impermeables empezó a cortar la uva lloviendo...

El sufrido agricultor, cuando las agradecidas cepas venían a pagarle con su abundante cosecha los esfuerzos de todo un año, veía desesperado que las inclemencias del tiempo le arrancaban de sus manos el fruto de su trabajo. Todos los pueblos de la comarca trabajando el mismo cultivo, organizaron oficialmente una batería de cohetes de yoduro de plata que constituyeron una frontera "antigranizo" a fin de paliar el problema. Sin embargo dichos cohetes parten o desvían las tormentas pero no las deshacen y el pedrisco que en principio iba en una dirección determinada, acababa cayendo dos pueblos más allá. La teoría decía que el yoduro, al explotar el cohete a la altura requerida, se transforma en miles de cristales que alcanzan la parte fría de la nube e impide el desarrollo del pedrisco convirtiéndolo en gotas de agua pero la práctica era otra. La tormenta se partía y salvaba nuestra zona pero castigaba a los pueblos vecinos por lo que finalmente el sistema fue eliminado.

Cansados de perder demasiadas veces la cosecha, por el exceso de agua y el pedrisco que caía sobre la uva madura, empezó a adelantarse la vendimia hasta los primeros días del mes de Septiembre, cuando realmente todavía le faltaba a la uva algo de graduación. El mosto empezó a perder calidad y lógicamente precio.
Aún así la gente, desesperada ante semanas de lluvia diaria, salía a recoger la uva incluso lloviendo a fin de no perderlo todo. La falta de rentabilidad y una subvención por arranque debida a un exceso de caldos en la Unión Europea dio lugar al arranque gradual y definitivo de las viñas de esta comarca. Aquello ya es historia, pero también lo es el clima que entonces se disfrutaba o padecía en esta zona y en todo el país en general. Los frutos de los escasos cultivos de secano que quedan en esta localidad, apenas pueden llegar a madurar debido a la sequía y cuando lo hacen, éstos son de tan escaso calibre y bajo precio que apenas tienen rentabilidad.

Mejor dedicarnos al turismo. 
No sabemos con exactitud cual es el problema. Ignoramos si el llamado calentamiento global es el culpable de todo o se trata tan solo de etapas meteorológicas normales y cíclicas, que han existido desde siempre. Lo cierto es que en España cada día llueve menos y, a este paso, la agricultura de secano es de todo punto insostenible.
Las altas temperaturas y un paro superior al 20% hacen que nuestras playas, ya dentro de la segunda quincena del mes de Septiembre, se encuentren a rebosar como si estuviéramos a primeros de Agosto. Esto de normal no tiene nada... ¿Acabaremos tomando el baño en Navidad como en Sudamérica?. Pensándolo bien... ¡Creo que es mejor jugar al voleibol en la playa, que vendimiar lloviendo!.

RAFAEL FABREGAT

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