25 de julio de 2011

0434- HÉROES DEL CINE.


En primer lugar mi denuncia a los censores impresentables que, durante buena parte de la dictadura franquista, nos impedían a los adolescentes entrar al cine cada vez que echaban una película en la que los protagonistas se besaban, aunque la secuencia hubiera sido previamente cortada por ellos mismos. Aquellos mentecatos que, por contra, nos permitían el acceso para ver películas bélicas que mostraban los horrores de la guerra y particularmente aquellas en las que sus valedores habían ganado.

Pero, en fin, este no es el fundamento de la entrada de hoy. Lo que yo pretendía recordar esta tarde son aquellas películas que sí podíamos ver y los héroes que las protagonizaban...
También pretende esta entrada hacer un homenaje a los inventores del cine y a aquellos actores y directores que con su arte consiguieron distraer a las muchedumbres que, al menos durante dos horas, olvidaban sus miserias y un mundo de guerras y privaciones constantes.

Mayoritariamente melodramas en los que el amor no dejaba entrever ninguna escena mínimamente salida de tono. 

El amor prudente y recatado, ajeno a escenas sexuales entonces consideradas groseras y faltas de escrúpulos era lo habitual. 
Amores idílicos y películas de época egipcia o romana. 
También aventuras en la selva o en el lejano oeste americano. 
Los Westerns siempre eran muy aplaudidos, especialmente aquellos en los que las diligencias volaban sobre los escabrosos caminos, escapando del ataque de los indios . 
En todas ellas la esperada llegada del 7º de Caballería acompañados de Búffalo Bill liberaba a los sitiados rancheros de una muerte garantizada.
Tijera en mano, los censores eliminaban todo lo demás.




La Meca del cine hizo posible la distracción de las masas. Guionistas, directores, productores y artistas, hacían revivir tiempos pasados, épocas gloriosas y nos hacían soñar a todos en un mundo que nada tenía que ver con la realidad. Gracias pues a aquellas estrellas que lo hicieron posible y gracias también a aquellas que lucharon y no consiguieron brillar. 
Las hordas, cuando tienen hambre, son buenas de calmar. Un mendrugo de pan duro y una buena película son suficientes. Al menos entonces lo eran. 
Hoy es otra cosa. A pesar de la crisis, estamos demasiado hartos. No solo de los políticos y de los banqueros, si no que estamos hartos de todo, incluso de nosotros mismos. 
La paz nos aburre, pero... ¿Donde se ha visto esto?. Jamás, en ningún momento de la historia de este planeta se ha visto cosa igual. ¡Aburrirnos la paz...! Pues si, así estamos. ¡Cansados de paz!.



Naturalmente solo puede haber un diagnóstico para esta "enfermedad". Estamos tan bien y tan hartos de todo, que nada soportamos... Cuando se dice nada, es nada. 
Chicos y chicas (picaflores les llamo) todo prueban y nada gustan. Cuando ya parece que han sentado cabeza y se casan, a los cuatro días (con hijos o sin hijos) se separan y vuelta a empezar. ¿Es eso una buena cosa?. ¿Estará la felicidad al final de ese túnel, de esa espiral de amores míticos que solo tienen cabida en las mentes enfermizas de nuestra juventud?.
Alcohol, drogas, psicotrópicos y sexo, mucho sexo, entre gentes que al día siguiente se encuentran por la calle y ni tan siquiera se reconocen ni saludan. 
¿Hacia donde vamos? ¿Cual es la meta de esta juventud sin metas?. Ahora nos dicen que están indignados... ¿Es que los comienzos, fueron alguna vez fáciles?. 
No es la primera vez que España se llena de basura, mientras los cerebros brillantes marchan fuera. ¿Acaso creen los jóvenes que son ellos los pioneros?.


Y el cine de hoy... ¿Qué me dicen del cine actual?. Violencia, terror... 
Como en la feria, una atracción que no te revuelve las tripas... ¡Ni es atracción ni es nada!. 
Solo cuando una máquina nos da la sensación de catástrofe inminente y posible pérdida de la vida, merece el interés de la juventud actual. 
Las atracciones "de siempre" allí se mueren de asco, salvo llegada de algún joven primerizo, al que incluso pueden insultar llamándole "nenaza". 
Antes, para destacar, uno encendía un pitillo o pedía una cerveza en el bar, ante la mirada asombrada de sus compañeros. 
¿Que podría pedir o que se tendría que encender un joven de hoy para despertar el interés y el asombro de sus compañeros?. 
¡Como no fuera un cubo de gasolina para lanzarlo en el local y pegarle fuego!




Cine... ¡el de antes!.

La cita con las chicas, ir a ver los "cuadritos" especie de tráiler en grandes fotos de cartón que, a la entrada del cine, se exponían por la mañana. 
Después, por la tarde, tras la sesión de "guateque", todos al cine cogidos de la mano con la chica de nuestros sueños. 
Nadie se acordaba del argumento de la película a la salida... Ni siquiera el título o el nombre de los protagonistas. 
En lo español: Marujita Diaz, José Isbert, Manolo Morán, Sarita Montiel, Carmen Sevilla, José Luís López Vázquez, Paco Martínez Soria, Fernando Rey... 
O extranjeros: Marlon Brando, Clark Gable, Sofía Loren, Burt Lancaster, Bette Davis, Gloria Swanson, Gary Cooper, Rita Hayworth, Gina Lollobrigida, John Wayne y un larguísimo etcétera, de varias páginas.















La primera película que se hizo en España tenía el título un poco largo: "Salida de misa de doce de la Iglesia del Pilar de Zaragoza". 

No la he visto, pero el argumento no parece tener mucho suspense...(!) 
Fue rodada con un aparato Lumiére adquirido el año 1.896 en la misma fábrica de los inventores en Lyón. 
Eduardo Jimeno Correas, aprovechando las Fiestas del Pilar estrenó el famoso artilugio pasando dos películas: la señalada anteriormente y otra titulada "Saludos"
Lo de las historias para no dormir, no estaba inventado todavía.
Sin embargo no era la primera rodada en España puesto que los hermanos Lumiére habían rodado el año anterior una corrida de toros. 



El año siguiente (1.897) ya se rodó una película con argumento.(!) El título: Riña en un café. 
Vamos, ¡una historia para meditar...! Una obra del prolífico fotógrafo y director barcelonés Fructuós Gelabert.
Aquel mismo año se rodaron tres películas más con títulos a cual más interesante: Llegada del tren a una estación, Demolición de un muro y Salida de los obreros de una fábrica.
Naturalmente estamos hablando de cine mudo, porque si hubiera sido sonoro ya hubiera sido... ¡El no va más!.
Bajo las pantallas de todos los cines un pianista, no siempre profesional y con un viejo piano siempre desafinado, acompañaba las imágenes con piezas musicales tampoco acordes al tema que se visualizaba.
En fin, ¡Cosas de antes de la guerra...! (dirían los viejos). Los jóvenes dirían algo más sonoro...
¡Vaya mierda!. (Por ejemplo).

RAFAEL FABREGAT

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