19 de julio de 2011

0428- MONASTERIO DEL MONTE SINAI.


Excepcionalmente extraño que en un paraje tan inhóspito, a los pies del
Monte Sinaí y en el desierto del mismo nombre, se encuentre esta antigua maravilla de la humanidad. Como se puede ver en la magnífica fotografía, no estamos hablando de ruinas de un pasado remoto, sino de una reliquia de la historia que, aunque antiguo, es de la más absoluta vigencia y actualidad.





El Monasterio de la Transfiguración, popularmente llamado de Santa Catalina, tal como el título de la entrada indica se encuentra a los pies del Monte Sinaí, aquel en el que Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley. 
También se dice que, según la tradición, en ese punto Moisés vio la zarza que ardía sin consumirse pero de eso, claro está, hay serias dudas...
En la época del emperador Constantino el monte Horeb, del que habla la Biblia como lugar en la que ocurrió el Milagro de la zarza, fue identificado como el monte Sinaí pero la mayoría de los expertos creen que está mucho más al norte.
La travesía del pueblo hebreo por el desierto de Sinaí fue extremadamente dura y Moisés hubo de echar mano de muchos milagros para aplacar el descontento de las masas. 
Entre ellos y ante la falta de alimentos, hizo llover Maná del cielo todos los días de la semana excepto el sábado, por lo que el viernes habían de recoger doble ración. 

No hace mucho tiempo, científicos británicos descubrieron manuscritos del año 1.050 a.C. que describían el Maná como semillas parecidas a la mostaza, aunque se dice también que el maná bíblico probablemente sea el liquen Lecanora esculenta, que puede ser transportado por el viento a grandes distancias. 

En lo referente al agua, también inexistente, Moisés hurgó con su cayado en unas piedras diciéndoles a sus gentes que manaría agua. 
Viendo que no sucedía nada golpeó de nuevo las piedras y el agua salió, pero Dios le castigó por su falta de fe.
Santa Elena, madre del emperador Constantino I el Grande, mandó construir en el siglo III una capilla en el mismo lugar en el que, según la Biblia, Moisés vio arder la zarza que no se consumía y habló con Dios. 




Helena, era hija de una sirvienta y la tomó de concubina el tetrarca Constancio Cloro, convirtiéndola posteriormente en su esposa. Su hijo Constantino se convirtió con los años en emperador de Roma. Ya reinando su hijo Helena se convirtió al cristianismo y uno de sus objetivos fue encontrar la cruz de Jesucristo. Habiéndose erigido en el Monte del Calvario un templo a Venus, lo mandó demoler y sus hombres excavaron hasta que en los primeros días de Mayo encontraron la cruz. Tras su recuperación, en el mismo lugar mandó construir un templo. A los 42 años fue abandonada por su esposo, motivo por el cual se la considera patrona de la arqueología, de la conversión y de los matrimonios complicados.

Posteriormente, ya en el siglo VI, Justiniano I hizo construir el monasterio que hoy conocemos, en el mismo lugar en el que se encontraba la capilla. En su interior se conserva lo que se cree que es la zarza original bíblica, por lo que el lugar es sagrado para las tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam. 

Se le llama también Monasterio de Santa Catalina porque esta mártir de Alejandría, fue condenada a morir en la rueda de tortura, pero ésta se rompió y finalmente fue decapitada. 
Su cuerpo fue llevado por los ángeles hasta el Sinaí, donde los monjes encontraron sus restos el año 800 dentro de una gruta. 
Casi 400 años después de su muerte su cuerpo fue reconocido por estar completamente intacto, como si hubiera muerto aquel mismo día. 
Como ella le pidió a Dios, su tumba está al pie del Sinaí, dentro del monasterio que lleva su nombre y es objeto de peregrinaje por todos aquellos que visitan Tierra Santa.
El Monasterio de la Transfiguración del Señor, o de Santa Catalina, es uno de los monasterios habitados más antiguo del mundo. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma del Sinaí, dependiente de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén. 
El edificio, que ha llegado a nuestros días sin apenas modificaciones, fue construido en el siglo V por Esteban de Aila arquitecto de Justiniano I. 

Tras las murallas que lo protegen, espera al visitante una basílica de tres naves de basalto, techo de madera y capiteles de estilo corintio; tiene cinco naves laterales y torres en la parte occidental. Las vigas que sujetan el techo lleva unos grabados en honor a Justiniano I y a su esposa Teodora ("a nuestro emperador más pío y a su difunta emperatriz") los cuales no fueron descubiertos hasta el año 1.958. El año 2.002, el monasterio fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Con 3.500 ejemplares, posee la segunda colección de códices y manuscritos más extensa del mundo, solo superada por la del Vaticano. También se encuentran allí las joyas e iconos más antiguos del mundo (s.V). 

Cabe destacar el Pantocrátor del Sinaí del s.VI y el icono más antiguo del mundo sobre el Antiguo Testamento. 
El contenido es de una riqueza tan abrumadora que están trabajando por su catalogación y extrema seguridad.
Además de las dependencias del Arzobispo/Abad y de los monjes que habitan el monasterio, existe también una mezquita del siglo X, en cuyo interior se han encontrado numerosas cruces cristianas. 
El monasterio guarda un documento supuestamente escrito por Mahoma agradeciendo la protección prestada en momentos de persecución. 
La mezquita y este documento supusieron la perduración del monasterio en tiempos de la dominación musulmana de la región. La mezquita nunca fue usada puesto que, por error, no está orientada a la Meca. Un conjunto excepcional que ningún viajero, que tenga oportunidad de viajar a la zona, debe perderse.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario