17 de junio de 2011

0395- EL LENGUAJE DE LOS TACOS.

No voy a descubrir nada nuevo al decir que un porcentaje bastante elevado de la población es incapaz de pasar un solo día de su vida sin emplear, en su lenguaje habitual, alguna de las palabras a las que en tiempos no muy lejanos se consideraba una blasfemia. En la mayor parte de las ocasiones, la blasfemia no es tal, sino que se trata simplemente de "tacos", una burda forma de expresarse.

- Ostia tú, ¿habéis visto que el cabrón de Alonso ha quedado el segundo esta mañana?
- ¡No me jodas!. Entonces, ¿quien ha sido el hijoputa que ha ganado la carrera...?
Por muy grosero y poco elegante que sea el empleo de palabras soeces, se emplea como una forma de "enriquecer" el lenguaje cotidiano y carece de toda maldad. La palabra soez, cuando no se dirige contra nadie, es más habitual de lo que creemos y no solamente se emplea entre la población de escasos o nulos estudios, sino incluso entre la gente más culta y refinada. La única diferencia es que cuando la grosería la dice un personaje de la élite ésta hace gracia, o se recibe como tal, mientras que si la emplea la clase baja se capta como palabrota ordinaria e inadmisible.

Las palabras malsonantes lo son siempre, aunque se valoran de forma diferente según quien las pronuncia y dependiendo del lugar en que éstas se empleen. Así es la vida en este mundo que nos ha tocado vivir.

Entre la juventud y especialmente cuando se trata de gente de baja categoría social y estudios limitados, es habitual que se hable empleando todas clase tacos, pero ello no implica insulto alguno contra nadie sino que se trata de una forma de expresarse que sin duda alguna enriquece la expresividad de quien los emplea, aunque algunos puedan calificarla de grosera y nula educación.
-¡Copón! Hay que ver lo buena que está la cabrona de Julia.
- Joder... ¡Pues la hijaputa de Pili también está 'pa' cagarse!
Podría decirse que forma parte de la cultura del pueblo y repito que no siempre del pueblo llano ya que, también la gente con estudios suele soltar alguno que otro taco en más de una ocasión. Hemos visto decenas de veces a actores y escritores de primera categoría mandar "a la mierda" a quien se tercie, con la más mínima justificación y hasta incluso sin ella.

Por mucho que uno aprenda a través del estudio, la grosería nace con el individuo y no es siempre fácil eliminarla del lenguaje cotidiano. Por lo tanto mi opinión es que no es correcto llamar maleducado a quien así se expresa, sino que más justo sería llamarle malhablado.

En toda España en general y muy especialmente en Andalucía, se emplean multitud de tacos en el lenguaje cotidiano y coloquial, sin que nadie se escandalice por ello. En una reunión de amigos, especialmente si son jóvenes, es habitual dirigirse a alguien llamándole picha (pene), así como hijoputa o cabrón, sin que ello signifique insulto ninguno para la persona a quien se le dirige. Por lo tanto, en ese contexto y en esas circunstancias, lo que para unos podría ser un insulto o palabra malsonante, se convierte en algo coloquial, casi familiar.
- Oye picha... ¿donde está el mierda de Antonio?
- No me toques los huevos joder, ¿no sabes que está en el curro?
- ¡Que suerte tiene el maricón!

Después nos quejamos de que los niños dicen palabrotas... Desde que el mundo es mundo, los niños hacen y dicen lo que aprenden de los demás. Y en base a esa premisa voy a contar un chiste, que naturalmente no es mío, pero que viene como anillo al dedo a esta entrada.

Un vasco regaña a sus hijos por decir palabrotas en su lenguaje cotidiano.
- Cagondios, como reciba otra nota del maestro por decir tacos en la escuela, os doy de ostias hasta que os caiga la cabeza en el suelo pues. A ver, ¿que queréis para merendar?
- ¡Yo Colacao, cagondiós -dice el pequeño.
- Te lo advertí -dice el padre al tiempo que le suelta un guantazo que lo tira al suelo- Y tu Josu ¿que quieres?
- Cagondiós, yo Colacao no quiero, ostia.
Hoy, 18 de Junio de 2.011, se celebra el "Día del idioma español". Como podemos ver es un idioma extenso y completo. Quizás demasiado completo ya que, por tener, tiene hasta palabrotas...

RAFAEL FABREGAT

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