25 de mayo de 2011

0367- MIEDOS... ¿INJUSTIFICADOS?.

Hubo un tiempo en que, ante las continua inestabilidad social y política del mundo, llegué a pensar en la posible e inminente III Guerra Mundial. La proliferación de armamento nuclear y las enormes diferencias económicas de los diferentes países, me llevaban a pensar que la cuerda estaba extraordinariamente tensa y que, en cualquier momento, ésta podría romperse con consecuencias devastadoras para toda la humanidad.

Hoy, muchos años después y viéndolo con la perspectiva de la edad, me relajo pensando que los que controlan el posible interruptor son cualquier cosa menos locos. Nadie quiere morir y ellos, que son quienes mejor viven, menos todavía.
Detrás de una guerra siempre hay intereses y un conflicto armado de esas características acabaría con todo y con todos, sin interés para nadie. A nadie le puede resultar atractivo acabar con su vida, por la sola razón de querer acabar con la de los demás. Los dirigentes del cotarro mundial, no están tan locos como para hacer tal cosa. De todas formas yo, que soy sin duda un impenitente soñador, he considerado siempre que las enormes diferencias económicas mundiales, no deberían ser tantas. 

Naturalmente todos no podemos ser iguales porque no es igual nuestra forma de trabajar ni de proceder. Repartiendo igual cantidad de bienes entre varias personas, al cabo de un año unos habrían mermado su patrimonio, mientras otros lo verían aumentado. Las diferencias son pues inevitables pero, aún así, la carrera debería partir de un punto de salida lo más parejo posible. Si así fuera, más de cuatro se plantearían su forma de actuar, mirando más el futuro que a fin de cuentas sería el suyo propio. Más fácil puede ser que, también por falta de conciencia mundial sobre el tema, tengamos problemas nucleares desde el punto de vista energético, pero no en el armamentístico. Lo de la III Guerra Mundial ¿para cuando?, es algo que ya no me preocupa demasiado. 

Empiezo ya a confiar en que, al menos desde el punto de vista nuclear, no se produzca jamás la confrontación y que el armamento de algunos en este sentido, no tenga otro objetivo que el evitar los habituales abusos de los países imperialistas. Yo no creo que tales actuaciones se lleven a cabo porque quienes nos entrometemos seamos "hermanitas de la caridad". Es más, ni en éste ni en ningún otro sentido entiendo yo cual es el papel que juega España en esta clase de operaciones. Lo único que se me ocurre es aquello de que "el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija". ¿Será quizás porque nuestros gobernantes son una especie de "lameculos"...?
¡Pues eso será sin duda ya que, otra cosa...!

RAFAEL FABREGAT

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