10 de mayo de 2011

0353- VIRTUDES DEL CANDIDATO ELECTORAL.

A toque de corneta, como si de la caza del zorro se tratara, los diferentes partidos se lanzan a la carrera de su particular interés presentando a sus principales candidatos, todos ellos modelo de virtudes donde los haya. Nadie ha hecho más por su pueblo, provincia o región y nadie es más capaz de seguir el recto camino de su existencia al servicio de la comunidad que representa.
Lamentablemente, en lo que respecta a los candidatos regionales solo podemos votar en base a nuestras preferencias políticas pero, en los pequeños pueblos donde todos nos conocemos sobradamente, cada uno votará en consecuencia, no solo del partido político que éstos puedan representar, sino (muy especialmente) de las obras que dichas personas hayan realizado hasta ahora en favor de su comunidad. 
Y si, por insensatas obcecaciones políticas, alguien no actúa de ese modo ellos sabrán por qué lo hacen...

Nada hay más fácil que votar a los candidatos del Ayuntamiento de un pueblo pequeño. Los pájaros de altos vuelos, que han de gobernar nuestra comunidad autónoma, ya son harina de otro costal. A estos elementos podemos votarles según el partido que representan y resultado de su gestión en épocas en las que este partido haya gobernado anteriormente. Naturalmente cada uno es muy libre de atender las informaciones recogidas en los panfletos que los diferentes candidatos emiten pero, personalmente, creo que la gente lo tiene bastante claro y por consiguiente los gastos que se realizan en publicidad electoral no están en absoluto justificados. Es más, mi opinión personal es que no deberían estar subvencionados por la administración. Listado de partidos y candidatos y punto. Lo de las mejores fotos y las mejores frases publicitarias es puro marketing que solo muestra el lado bueno de las cosas, o sea: media verdad, o mentira directa y rotunda. 

Por lo tanto, si alguien quiere publicitar, que se lo pague de su bolsillo.
No es de recibo que para tal empresa y resultado, tenga que ser el dinero de los contribuyentes el que se ponga sobre la mesa. 
Para pregonar las virtudes de cada cual, ya están las abuelas. Ellas (si quieren) lo pregonarán a los cuatro vientos y el que no tenga suficiente con eso y quiera apoyo publicitario , que se lo pague ya que, si logra medrar, él será quien se beneficie. Vamos... ¡que ni un duro!.
Demasiadas veces les hemos visto visitar mercados, acariciar a los niños y pregonar en los mítines las cualidades de los diferentes candidatos, de la misma manera en que (a nivel local) personas que jamás miran a nadie ni se han preocupado por nada, estos días sonríen a cuantos encuentran por la calle y dicen querer arreglarlo todo.
Desde mi punto de vista, tal actitud es que nos tienen por tontos... y medio tontos estamos por acudir cada una de las veces en que nuestro voto es requerido. Sin embargo no creo yo que lo estemos tanto como ellos piensan. El pueblo es el que premia o castiga con sus votos y a más de uno de esos "listos" les saldrá el tiro por la culata puesto que, cada día más, la gente no quiere promesas sino realidades. Lo de vestirse de Batman salvador no interesa a nadie y solo la trayectoria y los resultados de gestiones anteriores, son los que muchos de nosotros tenemos en cuenta.

La publicidad ya no convence y mucho menos las promesas y los proyectos iniciales, que nunca son los que posteriormente se ejecutan. 
Los medio tontos aprenden rápidamente a fuerza de ver promesas incumplidas, de proyectos modificados o literalmente guardados en el fondo del cajón; de ver que se lucha más por el interés personal que por el general. Tampoco las descalificaciones y arengas de los mítines, convencen a nadie más que a los que ya están convencidos de antemano. 
Las votaciones no las ganan los fanáticos inamovibles, sino aquellos a los que nadie ve y que con su voto, libre y sin ataduras políticas, se inclinan a uno u otro lado determinando el resultado final. Esos votos, los que mayor peso tienen, son los que solo se ganan con resultados y no con publicidad, ni con promesas o descalificaciones...

RAFAEL FABREGAT

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