7 de mayo de 2011

0351- LA QUIMERA DE LOS OVNIS.

Visto lo visto, he considerado innecesario encabezar esta entrada con una imagen de ovnis, que sería lo lógico y natural. Muchos son los artículos leídos para documentarme sobre el tema que nos ocupa, al final de los cuales he llegado a la conclusión de que todo es una farsa, como farsa es cuanto se escriba o se diga sobre videncias y religiones; todo basado en la inteligencia de una minoría que sabe de la debilidad del cerebro humano y de la facilidad con que se puede manipular. En este mundo todo es posible, porque nada es cierto y todo puede serlo. Solo que nacemos y morimos, para no volver a nacer nunca más, es la única seguridad inamovible. 
Nuestra prepotencia de seres dominantes, nos impide ver más allá de la punta de nuestra nariz y da verdadero asco escuchar algunas sandeces que, por no romper la baraja, soportamos cada día. 

Casi siempre a cargo de gentes incapaces de hacer la "O" con un canuto y que apenas si saben donde tienen la mano derecha. Mientras tanto otros, cobardes donde los haya, aguantamos sus chorradas sin sentido por la simple pereza de volver a empezar de cero.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Me pregunto si realmente son inconscientes de su memez o si es, justamente su manera de actuar, una forma de reconocerla y disimularla con su elocuencia... Hay gente con gracia e ingenio, que de un chiste malo son capaces de hacer un chiste bueno. De la misma manera que los hay sin gracia alguna capaces de destrozar el mejor chiste, pero que conscientes de su incapacidad callan y escuchan. Lo más duro es soportar a quienes, sin pizca de gracia, van de sobrados y protagonistas. A ciertas edades lo de los Ovnis, las Religiones y los Necios, no se puede soportar así que "cada oveja con su pareja" iremos dando una de cal y otra de arena hasta que lleguemos al final de esa carrera, para la que nadie está preparado. 

Ya que tan solo tenemos una vida, no vamos a desaprovecharla escuchando a quienes jamás escucharon a sus maestros y aún hoy solo se escuchan a sí mismos creyéndose el centro del universo. 
- No escuches a quien no te escucha -dijo Jesús a sus apóstoles. Pido perdón por la irreverencia de nombrar a Jesús en vano pues, seguramente, esta frase no la dijo nunca el tal Jesús pero, sin duda, podría haberla dicho.
Las antiguas escrituras ya nos hablan de hechos que actualmente pueden interpretarse desde el punto de vista de la ufología. Sin embargo no por eso vamos a creernos a pies juntillas lo que allí se dice o lo que actualmente se pueda interpretar. Solo el punto de vista científico puede interesar a quien busca la verdad y en aquellos tiempos todo era demasiado burdo y elemental. 

En tiempos de oscuridad, pocos son los preparados para ver y muchos los dispuestos a creer, especialmente si las creencias se imparten a golpe de garrote o cuerda en mano. Aquellas antiguas escrituras y todo cuanto de ellas se deriva carecen, desde mi punto de vista, de cualquier interés. 
Que más quisiera yo, pobre de mí, que poder creer. Nadie es más libre que el dueño de sus pensamientos, pero yo no tengo esa suerte y es el escepticismo y la duda general la que corroe normalmente mi interior. Sin hermanos y casi sin padres, jamás encontré al amigo, ni la luz que me mostrara el camino a seguir... Incapaz de creer en los terrícolas, ¿como voy a creer pues en la llegada de extraterrestres?. Perdón, es broma. Pero, en fin, hablando en serio y desde el punto de vista de mi ignorancia al respecto, me atrevo a decir que en nuestro planeta no existen todavía conocimientos suficientes como para plantearnos que alguien de otro punto de nuestra galaxia, por no hablar de cosas más lejanas aún, pueda acercarse a nosotros. 

La curiosidad natural de nuestra raza nos mueve a pensar que el mundo está hecho para estudiarlo y recorrerlo en lo posible, pero su grandiosidad es de tal magnitud que solo en la imaginación es posible conseguirlo. 
Sin embargo, ¿quien había de pensar, apenas unas décadas atrás, que ingenios creados por el hombre tenían de viajar por el espacio y que una simple cámara nos mostraría esas imágenes?.
Mirándolo desde esta perspectiva, que posiblemente sea la correcta, todo es posible y realizable. La cabezonería de la humanidad es tal que, si no sobrepasa los límites y dedica toda su capacidad y energía para el bien común y la preservación de la especie, tiene sin duda un futuro actualmente inimaginable. Seres de otros planetas y razas llegarán aquí, de la misma forma que nosotros llegaremos a sus diferentes mundos. 

De la misma forma que hoy viajamos por los diferentes países de la Tierra, día llegará en que las gentes lo hagan por los diferentes puntos de nuestra galaxia. 
¿Cuando?, es la pregunta. ¡Ah!, eso no se sabe. El conocimiento no tiene fin y es acumulativo. Solo la destrucción total, que el hombre ya es capaz de realizar en este momento, podría acabar con ese interesante futuro que hoy somos incapaces de imaginar siquiera. 
Solo cabe pues pedir a ese Dios en el que algunos creen, que ilumine a las cabezas preparadas y pensantes para que esa destrucción no se produzca y que triunfe pues la cordura y el conocimiento universal. Solo hay un pequeño problema, la debilidad del ser humano y la grandiosidad del trabajo a realizar. Un campo sin duda infinito...


RAFAEL FABREGAT

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