29 de marzo de 2011

0314- LA MINERIA EN ESPAÑA.

Aunque la minería metálica empiezó su andadura en el 5.000 a.C., no fue hasta la época del Imperio Romano cuando alcanzó un nivel más técnico. De hecho en España tenemos el ejemplo en "Las Médulas", en la provincia de León, la mayor mina de oro a cielo abierto, de esa época. Esta mina fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1.997 y es lugar de visita turística para los aficionados puesto que aún conserva importantes restos arqueológicos del lavadero de oro y de un castro cercano. Durante la dominación visigoda la minería sufrió un importante retroceso y no sería hasta los siglos XI y XII, bajo dominación musulmana y especialmente en la zona de Andalucía, cuando se iniciaría una importante reactivación de la actividad minera.

Sin embargo la expansión española y europea no empezaría hasta el siglo XVI, siendo en el XIX cuando llega a su más alta expresión al cambiar leyes que permiten la entrada de capital extranjero. Hasta entonces dicha actividad, muy artesanal, se basaba en la búsqueda de mano de obra barata y yacimientos importantes que, a pesar de la escasa productividad permitieran beneficios. Según censo del año 1.860, España tenía en activo 23.358 mineros. Esta actividad estaba repartida en varias provincias y diferentes minerales, aunque las más importantes eran: las minas de carbón en Asturias; Cobre, en León; Oro, en Almería; Plomo en Jaén y Murcia; Mercurio, en Ciudad Real y Hierro en Cantabria y Vizcaya.

La Ley de minas de Marzo de 1.868, que permitía la explotación a perpetuidad, dio acceso al capital extranjero y la modernización de la industria minera. 
A partir de ese momento el esfuerzo de los mineros se livianizó y los rendimientos aumentaron. 
En poco más de veinte años había aumentado notablemente la producción de plomo, se había doblado la de mercurio y se había triplicado la de carbón.
 El aumento más notable estaba en la producción de hierro de la cornisa cantábrica que superaba en veinte veces lo conseguido anteriormente. 
Tanta era la producción de este material y bajos los precios que se conseguían, que las exportaciones pasaron del 25% inicial al 90% tan solo diez años después. 
A finales del siglo XIX, con la decadencia de la minería en América, España se convirtió en el primer exportador mundial pero esta extraordinaria demanda externa decaería paulatinamente, con la llegada del siglo XX. Aún en este momento, ya en el siglo XXI, hay reservas importantes de hierro en las minas de Santander y Vizcaya y otras localizaciones interesantes, de menor importancia, en otras siete provincias españolas. 

También en Almadén (Ciudad Real) se cuenta con la mina de mercurio más rica del mundo. Octavo lugar del mundo en la producción de uranio y multitud de explotaciones de mármoles, granitos y áridos de primerísima calidad.También la producción de sales potásicas ocupa el primer lugar del mundo en la extracción de minerales no metálicos y teniendo gran importancia las minas de sal de Remolinos (Zaragoza).
Actualmente ha descendido bastante la extracción de hulla, pero la de lignito ha aumentado notablemente. La de plomo y estaño ha bajado de rendimiento y la producción de cobre apenas si cubre las necesidades del país.

El agotamiento de los yacimientos y la fuerte competencia exterior, han hecho decaer notablemente la actividad minera en nuestro país y algunas explotaciones incluso se han abandonado. Vivimos una época de cambios, no todos para bien y mucho lamentaría que la juventud actual no esté preparada (psicológicamente) para afrontarlos. El problema no es académico o que les falte valentía para enfrentarse al momento difícil por el que está atravesando el mundo.
El problema es que, por primera vez en la historia, la juventud actual tiene que hacer el recorrido de la vida a la inversa, es decir: ha nacido y ha conocido uno de los momentos más brillantes de la historia y (siendo falso) ahora tiene que retroceder, empezando de cero. Quien así habla empezó de cero sí, pero antes de empezar solo había conocido miserias.

Como podéis imaginar, subir peldaños era duro pero gratificante. Una continua recogida de premios... La juventud actual partió del ático y de golpe y porrazo se ha visto lanzada a las profundidades de un túnel al que no se le ve salida. Sin duda será una carrera difícil de ganar, pero yo tengo fe en esta juventud, mejor preparada de lo que nunca otra estuvo. Como siempre, solo hay que poner empeño y muchas ganas de salir adelante. ¡Estoy seguro que vais a conseguirlo...!

RAFAEL FABREGAT

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