20 de febrero de 2011

0277- LA CENSURA EN EL FRANQUISMO.

Mucho se ha escrito sobre la censura del franquismo. Mis conocimientos, aún habiéndola sufrido, no son tantos como yo desearía, por lo que me limitaré a dar mi opinión sobre el particular y a incluir alguno de los carteles de películas que no gustaron demasiado a las autoridades "competentes". La censura fue especialmente dura en todo aquello que pudiera despertar los sentimientos y las ideas de la población. Era pues una censura ideológica y dogmática, cuyo principal objetivo era la vinculación del pueblo con los ideales del vencedor. Desde la primera cartilla infantil a la más ilustre obra literaria, antes de ser imprimidas, eran corregidas y modificadas en base a los criterios de los censores. Sin embargo, siguiendo las directrices de la iglesia, también se ensañaron con todo aquello que tuviera la más leve insinuación de tipo sexual. De la misma forma se revisaban los contenidos radiofónicos, los de la prensa escrita y muy especialmente el cine, entonces espectáculo de masas. 

Sin embargo el mismo Franco, en entrevista concedida al diario The Evening Star, aseguró:
"El pueblo español goza de libertades, desconocidas en el resto de Europa. Hay limitaciones sí, pero solo aquellas que se necesitan para mantener el orden".
Las emisoras de radio solo emitían programas musicales, de entretenimiento e información local; para la información nacional o internacional se conectaban a Radio Nacional.
En el cine, la afilada tijera del franquismo cortaba y modificaba diálogos, no permitía besos de más de tres segundos de duración y eliminaba todas aquellas escenas en las que saliera un pecho desnudo. Sirva como ejemplo que en "Cleopatra", una película de corte histórico, se llegaron a cortar más de mil metros de cinta "porque la protagonista está constantemente enseñando parte del pecho". Por supuesto también eliminaba los folletos que las anunciaban en el caso de que los considerasen demasiado atrevidos y para poder repartirlos debían corregirse. El folleto de la película "Sucedió en Atenas" fue requisado.

Previamente a la emisión de la película de turno, era obligado el pase del NO-DO, forma de periódico apoyado con imágenes, para una mejor comprensión. Su contenido era siempre proyectar las excelencias del régimen, las inauguraciones de fábricas y pantanos a cargo del Generalísimo y las distintas informaciones deportivas. Su contenido era antiguo y carente de interés pero el espectador, menos exigente que el actual, lo aceptaba como una prolongación del tiempo lúdico que el cine representaba en aquellos tiempos de miseria y dictadura.
De todas formas, nacido diez años después de acabada la guerra y con la televisión, que llegaría a España en el año 1.956, ésta última fue ganando protagonismo y seguramente fue la causante del cierre de muchísimos cines. Algunas salas que empezaron a evitar el pase del NO-DO fueron duramente sancionadas, ya que su obligatoriedad no finalizó hasta el 22 de Agosto de 1.975. Por mi edad poco pude conocer de la férrea dureza inicial ya que, al parecer, con la década de los 50 las cosas empezaron a suavizarse. 

No hay nada tan importante, después de la salud, como la libertad. De todas formas está demostrado que la sociedad necesita algún tipo de regulación. Son muchos los individuos que no saben vivir en libertad y en todos aquellos aspectos de la vida, en que su influencia puede resultar nefasta para los demás, debe regularse. Consecuencia de ello son las diferentes leyes que, en todos los aspectos de la vida, limitan lo que unos entienden como libertad pero que realmente constituiría un libertinaje. Es simpático ver besarse a dos jóvenes por la calle, pero no sería edificante verles hacer el amor en un banco del parque en pleno día, como tampoco lo es hacer sus necesidades en público.

Aunque solo sea por respeto a los demás, lo del todo vale, no puede ser. La censura franquista pensaba simplemente eso, pero multiplicado por aquella cifra que los tiempos y el entendimiento retrógrado de aquellos gobernantes, consideraba adecuada.
Es curioso ver este cartel en una avenida madrileña, todavía dedicada al dictador, invitando al pueblo a votar el Referéndum que los españoles habían de aprobar para darse las soñadas libertades. Esa fecha histórica de ratificación fue un miércoles 6 de Diciembre de 1.978.
Eran los pasos anteriores a la Democracia, una forma de gobierno que apenas conocíamos y que, aún teniendo sus inconvenientes, es probablemente la menos mala. La única que pide tu opinión y te permite votar a quienes más se acerquen a tus ideas y aspiraciones.
La Constitución y la llegada de la Democracia acabó con aquella etapa de oscuridad y represiones. Después de 40 años de dictadura, aún sin saber exactamente lo que la Democracia significaba, el pueblo lo tenía claro.
Había que votar y había que votar SI.
Después, tal como decían nuestras abuelas, ¡Dios proveerá...!

RAFAEL FABREGAT

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