8 de febrero de 2011

0264- EL DINERO NO LO ES TODO, PERO CASI.


¿Que tendrá el poder, que tanto apena dejarlo?.
En sus últimos días de vida, Hosni Mubarak se aferraba al poder, pero ya no sabía como salir del atolladero. Primero buscó aliados al subir el sueldo mínimo interprofesional, consiguiendo que un buen grupo de simpatizantes, a lomos de caballos y camellos, intentara conquistar sin éxito la plaza de Tahrir, pero el número era demasiado insignificante y nada pudieron hacer. Convencido que la solución va siempre a golpe de talonario, subió las pensiones y el salario de los funcionarios nada menos que un 15%. No sabemos cual es el número de egipcios que se vieron favorecidos con la medida pero no fueron suficientes para parar la revuelta, que más bien fue una revolución en toda regla. Cierto es que el número de manifestantes bajó notablemente, pero los que quedaron ya aseguraron no marcharían hasta que no dimitiese Mubarak.

Tres semanas de enfrentamientos que ya se habían cobrado demasiadas vidas. Nuevas medidas económicas fueron suavizando el ambiente y muchos abandonaron la lucha volviendo a sus trabajos. ¡Ay el dinero, que todo lo puede!.
Dos días atrás solo la marcha de Mubarak era la solución requerida y unos días después, con cuatro euros mal contados, la gente empezó a dar marcha atrás. La pobreza empezó la lucha y el dinero la aplaca. Claro que la cosa no fue tan fácil.
La Bolsa siguió cerrada pero los bancos empezaron a operar, pero con limitaciones y sin permitir la salida del capital. El turismo, principal motor de la economía egipcia, siguió paralizado estimándose unas pérdidas de 225 millones de euros cada día que pasaba. La segunda potencia económica de África y tercera del mundo árabe, se desmoronaba sin el apoyo de su principal fuente de ingresos. De todas formas el filón turístico no llegaba a las despensas de toda la población y ese ha sido el motivo de la revuelta. De acuerdo con el estándar internacional, que marca el umbral de la pobreza en los dos dólares diarios, Egipto tiene un 40% de sus habitantes en ese desgraciado límite. El éxodo masivo del turismo y las manifestaciones y revueltas callejeras, afectaron seriamente al comercio de las grandes ciudades, al tiempo que la libra egipcia sufrió un importante descenso de su valor.

El dólar, que se cotizaba a 5,7 libras, rondaba entonces las 6 libras egipcias y se temía que llegase a 7 o más. Aunque era de esperar que poco a poco las aguas volvieran a su cauce, los revolucionarios todavía eran más que suficientes para mantener el cordón humano que impedía la llegada del ejército a la plaza de Tahrir. "Cuando se vaya Mubarak nos iremos nosotros", rezaba una de las pancartas. Los manifestantes se crecieron al ver como, ante su protesta, dimitió el gobierno, al tiempo que la línea sucesoria de Mubarak se disipaba. De todas formas para la gente que se mantiene impasible en la plaza, nada de eso es suficiente. Todos sabían que el presidente, aunque no se dejaba ver por parte alguna, seguía allí. Todos eran conscientes de que la intensa protesta llevada a cabo habá costado la vida de casi 300 personas y rendirse ahora, era un desprecio a las familias que habían perdido alguno de sus seres queridos en la lucha por una libertad que no se consideraría efectiva mientras Mubarak se mantuviese en el poder.

Y es que el resultado de las elecciones legislativas, celebradas en Noviembre 2010, parece ser que no se las creía nadie. Los tribunales estaban estudiando un total de 1.576 denuncias contra 486 miembros de la Cámara Baja, 50 contra miembros de la Cámara Alta y 120 cargos electos, antes y después de los comicios, en lo que parecía ser un escandaloso fraude sin precedentes. Parecía evidente que hubo numerosas irregularidades en las votaciones de Noviembre. Tanto fue así que Mubarak se vio obligado a respaldar la sentencia del Tribunal, que solo anularía el resultado de algunas circunscripciones. Los manifestantes no dieron por buena esa solución y exigían la anulación total de los comicios y la disolución del Parlamento. De todas formas, debido a las investigaciones abiertas contra todos los parlamentarios denunciados, desde la semana anterior, el funcionamiento de ambas cámaras se había suspendido.
Pero bueno, abuelo... ¿Con los 82 años que tenía y de ellos 30 en el poder, no era ya suficiente?. Pues no, nadie se cansa de mandar...

RAFAEL FABREGAT

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