23 de febrero de 2011

0281- ANTIGUOS "HOTELES" DE CABANES.

Muchos y muy variopintos han sido los establecimientos de pernoctación en Cabanes a lo largo del tiempo. Como siempre interesa lo antiguo que yo pueda recordar, o aquello de lo que tenga constancia. 
Sin pruebas en mi poder que puedan corroborarlo, hay constancia de la dedicación de alguna casa de la calle de San Mateo, a la actividad de "hostalers", así como de la ubicación de los antiguos corrales para las caballerías (hoy viviendas) que tenían acceso por la calle de La Morera, hoy calle del Obispo Gavaldá. 
Por aquel entonces, el acceso a Cabanes, subiendo por el antiguo camino de Castellón, era por el Pou d'Avall y entrada por el "Portal de Sant Antoni" o por el "Portal de Sitjar", con salida por el "Portal de San Mateu i Bassa Nova" para ir al norte, o por el "Portal de San Vicent" para ir al oeste. 

Frecuentados por un servidor, por proximidad
 al domicilio o lugar de trabajo de mis padres, he llegado a ver pernoctar operarios de diferentes trabajos locales en el Hostal de Dotres y también algunos ordinarios del norte de la provincia, que hacían la ruta a Castellón con carretas y varios mulos y les era obligado pernoctar a medio camino. En el Hostal de Amado pernoctaron con sus animales los picapedreros que trabajaron en la nueva carretera que va al Arco Romano y el asfaltado de la que baja a la Ribera de Cabanes. En cuanto al Hostal de Dotres, en la década de los años 50, era vivienda de los padres de mi amigo Filiberto Ribés y posteriormente lo fue también de "Adela la Tomatera" que, aunque en muy poca cantidad, todavía aceptaron algunas pernoctaciones. 

Muchas décadas después, cuando se abrió la circunvalación que determinan las calles que unen la carretera de La Ribera con la de Zaragoza, la entrada ya era por el "camí Roig", Peiró del carrer del Calvari i Plaça dels Hostals
El nombre de esta plaza, principal de nuestra localidad, habla claramente de la ubicación de algunos establecimientos dedicados a este negocio, en tiempos en que la antigua carretera de Castellón pasaba por el centro de la población. 
De hecho aún queda uno de aquellos establecimientos abiertos al público, aunque solo en la modalidad de Bar-restaurante. Con la denominación de L'HOSTAL este local atiende la demanda de comidas y cenas, así como servicio de Bar y terraza en punto emblemático de la población.
Prueba de su antigua función como Hostal, siguen existiendo las antiguas caballerizas que actualmente forman parte de su comedor. 
Había otros hostales más en esta misma plaza pero, que yo recuerde, ninguno de ellos he llegado a verlo en funcionamiento. Lo que si hemos visto los de mi edad, son los últimos coletazos de los Hostales que había (y todavía se mantienen en pie) a pie de la carretera de Castellón a Zaragoza. 

También he visto lo mismo en el Hostal de Amado, con incluso alguna pernoctación más abultada puesto que era punto de encuentro de feriantes y, como se ha dicho antes, lugar elegido por la Colla de burreros que llevaron a cabo las obras de traslado de la piedra y posterior machacado in situ de las carreteras de La Ribera y la del Arco Romano. Teniendo en cuenta que todo el trabajo fue realizado a mano y acarreado a lomos de los citados burros, la pernoctación en este Hostal se llevó a cabo durante un año o más, hasta el punto de que sus hijos fueron a la escuelas con los chicos de Cabanes.
Por cierto, aprovecho para recordar que el próximo dia 7 de Noviembre se cumplirán 110 años del accidente que tuvo la Diligencia frente a este antiguo lugar de Postas, a consecuencia del cual hubo varios muertos. 
A la memoria de uno de ellos, Algimiro Vaila, se colocó esta lápida en la fachada del Hostal que da fe de lo acontecido y que todavía podemos contemplar.
Los tiempos cambiaron rápidamente y la economía se fue saneando. En 1.960 ya teníamos una Fonda en la localidad y otra a punto de abrirse. No es que hubiera mucho trabajo, pero algo había que hacer para ganarse la vida y ambas buscaron la manera de complementar sus exiguas ganancias hosteleras con otro oficio paralelo.

La primera, abierta en el número 28 de la calle Delegado Valera y conocida popularmente como La Fonda, tenía montada en su parte trasera (Fray Gabriel Ripollés, 7) una pastelería que hacía las delicias del personal a la salida del cine. 
Pocas veces íbamos allí, por falta de recursos, pero todos tenemos en nuestra mente palabras como: "Pilotes de frare, besos de novia, palos catalans y papes caseres"
Tan solo cuatro pequeñas mesas, con su jarra de agua y cuatro sillas y especie de ventana al fondo que hacía las veces de mostrador. 
No servían café ni bebidas alcohólicas, pero si algún refresco si lo pedías aparte, lo cual no era frecuente puesto que carecíamos de liquidez...

La segunda Fonda, apenas separada por tres casas de la anterior, era la Fonda de Micalet. 
Ubicada en el número 20 de la misma calle Delegado Valera, pero con acceso por el número 1 del carrer de la Fira, entonces General Aranda, era vivienda y negocio de el tío Paco el de Guerra y la tía Felicidad, con servicio de Bar, restaurante y fonda. 
El antiguo taller de carpintería del tío Paco, con puerta al número 1 de la calle Fray Gabriel Ripollés, quedaba convertido en almacén y cocina del establecimiento y en la parte delantera estaba el Bar, comedor del restaurante y escalera de acceso a la planta superior, donde tenían las habitaciones. 
Durante bastantes años, una de esas habitaciones albergó la consulta del dentista que daba servicio al pueblo de Cabanes.
Entre otras muchas cosas, la especialidad de la tía Felicidad era la sepia a la plancha, los callos de cordero y la ensaladilla rusa. Esta última la preparaba enrollando la patata a modo de "brazo de gitano" y servida a rodajas, con acompañamiento de un par de olivas y un pequeño barquillo pinchado en la ensaladilla. 
¡Qué tiempos aquellos...! ¿Era todo mejor, o había más hambre?. 
Será lo segundo sin duda. Sí, sí, eso será...

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario