21 de enero de 2011

0248- AUMENTAN LAS CASAS EN VENTA.

Naturalmente es una mala noticia para todos. Se calcula que la cifra de pisos en venta ha aumentado en casi 35.000 unidades, a pesar de los esfuerzos que han hecho promotores y Banca para reducirlos.
Afortunadamente se cree con el logro de una vacuna eficaz contra la pandemia, se pondrá fin a esta tendencia pero, de momento, las cifras indican la dificultad de que el sector vuelva a despegar a medio plazo. Como es lógico, con estas expectativas es de esperar que los promotores reduzcan su actividad a mínimos históricos, con el natural desempleo que esto conllevaría.
Con más de 15.000 unidades, la Comunidad Valenciana es la que tiene más viviendas en venta, de un total de 730.000 que es el total acumulado en el Estado. Sin embargo ante el cese de los estímulos del pasado año, como eran el IVA y la deducción fiscal, es de esperar que el presente sea un año especialmente negativo.

Ante la necesidad de que el estocaje de viviendas baje, es inevitable el cese o ralentización de las promociones y el consiguiente aumento del desempleo en el sector, con la consiguiente afectación a otros ajenos a éste.
En el pasado año, tan solo tres autonomías (Cataluña, Navarra y Baleares) habían conseguido rebajar el número de pisos disponibles. El resto, con la Comunidad Valenciana en cabeza, lo han visto aumentado. La primera en más de quince mil unidades, seguida de Andalucía con casi 3.000 y Madrid y el País Vasco con 2.500 unidades cada una.

Mal que nos pese, ante esta negativa situación del mercado, solo el cese de las obras conseguirá nivelar la oferta y demanda del sector, volviendo después a reiniciarse.
Como tantas veces hemos comentado, ante la demanda inusual de inmuebles de estos últimos años, toda la producción era poca y tuvo que complementarse la mano de obra española con miles de inmigrantes, principalmente de los países del este no estrictamente profesionales y que ocasionaron importante daño a la imagen del sector. Malos acabados, grietas y fallos en los diferentes servicios de agua, gas, electricidad, etc. han ocasionado miles de quejas y reclamaciones judiciales que en nada han beneficiado a un sector ya colapsado por el natural excedente.

Visto el deficiente acabado de muchas de las obras realizadas, los compradores actuales ya no compran sobre plano, sino sobre obra terminada y verificando cada uno de los componentes del inmueble. Esta desconfianza, fruto de los abusos anteriores, tampoco ayuda a despegar y si a ello se suma la falta de trabajo y las dificultades en la contratación de los préstamos necesarios, el colapso es inevitable.
Solo el tiempo y la propia sociedad, que no los políticos, serán los sanadores de esta problemática. Lo siento por aquellos que pensaron que la crisis sería corta y que el hecho de entrar en las listas del paro semejarían unas merecidas vacaciones. En mayor o menor grado la crisis seguirá, en tanto la sociedad no sea capaz de absorber el excedente de pisos acumulado. Y tratándose de un problema mundial, la solución es doblemente difícil. 

Otro factor negativo, es la falta de confianza en el futuro, motivo por el cual puede ser beneficioso un cambio de gobierno. No porque los nuevos gobernantes tengan que realizar milagro alguno, sino porque los ciudadanos pueden creer que el cambio puede ser beneficioso y esa confianza haga aumentar sus expectativas de inversión.
Esta claro que tenemos un problema, primeramente provocado por el sector bancario, que otorgó prestamos sin garantías suficientes y después por el Covid-19. 
Sin embargo no olvidemos que a nadie le gusta esta situación, de la que todos queremos salir lo más rápidamente posible. 
Por lo tanto seremos nosotros, cuidando el no contagiarnos unos a otros y con tesón y aumento de la confianza, los que saldremos del atolladero en el que nos hemos metido.
No serán otros repito, y menos todavía los políticos, quienes solucionen el problema. Hemos de ser y seremos nosotros quienes acabemos con la pandemia y con la crisis que nos acucia y eso ocurrirá cuando recobremos la confianza en nosotros mismos y en el sistema.

Nada funciona cuando la cabeza no está en su sitio y tampoco cuando se gasta más de lo que se ingresa y eso es lo que todos hemos venido haciendo estos últimos años pero, una vez corregida esta problemática, el sol saldrá de nuevo y las expectativas de trabajo y de normalidad tendrán que abrirse paso entre los nubarrones que ahora cubren el horizonte.
Todos queremos trabajar, tener una casa, una familia y marchar regularmente de vacaciones. 
También los bancos quieren seguir colocando su dinero, para poder obtener los ansiados beneficios, pero también ellos necesitan ver esa luz para todos necesaria. Ánimo, todo llegará, pero de nosotros depende la proximidad o lejanía de la solución.

RAFAEL FABREGAT

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