19 de julio de 2010

0116- EL GUERRERO DEL ANTIFAZ.

Son tiempos revueltos y, como bien dice el refranero español, a tiempos revueltos ganancia de pescadores. 
En cualquier momento, pero especialmente en éste de extrema dificultad, admiro a quien dirige el timón de nuestro país, sea quien sea y del partido que sea. No debe ser fácil.
Por mi forma de ser, un tanto "diferente" de lo común, a mí nunca me gusta nadie de los que están en la oposición. 
Yo tengo mis ideas y voto siempre de acuerdo con éstas pero, aunque les critique (porque siempre les critico), admirar solo admiro a quienes están en el poder. Por muy caraduras que sean, que lo son, siempre se ganan el sustento.

Como en las mejores corridas de toros... ¡Qué poderío!. ¡Qué pases...!
- Entra a la muleta Catalunya con el independentismo...... ¡Oooooolé!.
- Andalucía y Extremadura con el PER...... ¡Oooooolé!.
- Aragoneses y catalanes con el agua del Ebro...... ¡Oooooolé!.
- País Vasco y Navarra con fueros y competencias...... ¡Oooooolé!.
- Resto del país a la puta mierda..... ¡Oooooolé!.
Aquellos que están en la oposición lo tienen muy fácil, demasiado fácil. Criticar todo por sistema, aún en el caso de que determinada medida sea buena para el país, que hay muy pocas...
Yo creo que seremos muchos los que coincidiremos en eso. Criticar una resolución que nos parece injusta es lo correcto y lo adecuado, pero hacerlo por sistema, por el solo hecho de que tal medida haya salido a iniciativas de un partido contrario al de nuestra preferencia es una aberración.
Yo, una vez que me propusieron un cargo político, pregunté si podría en los plenos votar en conciencia. Me dijeron (naturalmente) que no, que había que seguir las directrices que el partido marcara, por lo que respondí que no podía aceptar el cargo.

Ostentar un cargo para que otros te digan lo que has de hablar es hacer de títere y... ¡Para eso, ya está José Luís Moreno y Mari Carmen y sus muñecos!.
Creo sinceramente que a los españoles nos falta todavía mucho camino democrático por recorrer. Lo bueno es bueno, lo diga quien lo diga, y lo malo también es malo sea quien sea el promotor de la idea. Criticar por sistema es fanatismo radical que a nada bueno conduce, pero es lo que hay.
Yo, después de tantos años de ver (y sufrir en mis propias carnes) barbaridades, derivadas del afán de mando, quedo perplejo al comprobar que nada se aprende con el día a día, ni siquiera por mediación del escarmiento adverso.
Aquel refrán de que, "a gato escaldado, con agua tibia le basta", no es cierto en absoluto. Cada uno es como es y como tal llega a la tumba. La capacidad humana es tan grande que, si el refrán antes señalado fuera cierto, el mundo iría mil años por delante del punto en que se encuentra. Sin embargo no es así, ni lo será nunca.


La gente, cada uno a su nivel, mantenemos no una lucha a muerte, sino varias, con alguien de nuestro entorno más cercano. Carreras por todo y con todos: familiar, laboral, política, etc., etc. No es algo personal, luchamos por todo desde que nacemos.
Aquellos más creyentes, lo achacan a una condena de Dios. Yo, más escéptico, a la prehistórica condición humana que nos acompañará siempre. Es algo heredado de nuestros ancestros. El famoso ADN.
La vida es una guerra encarnizada en la que el premio solo es para los que ganan la batalla pero, como he dicho antes, no es una sino cientos las guerras que nos acechan cada día. Lo curioso es que, por si la vida no fuera ya suficientemente complicada defendiendo con nuestra lucha las guerras personales, todavía nos sobra capacidad para meternos en las guerras de los demás, conflictos de los que no sacamos ningún beneficio, sea cual sea el ganador. La política es la guerra de los políticos, no la nuestra y si tuviéramos dos dedos de frente, los votantes no nos acaloraríamos en absoluto por ellos.


Los votantes tenemos, menos mal, el privilegio de votar a aquellos que creemos mejores y así debemos hacerlo en cada una de las ocasiones que se nos presenten. También la abstención es una aberración del sistema, puesto que de criticar nadie se abstiene. Quien no acude a las urnas, a mi entender, no tiene derecho (moral) a criticar.
Los políticos, una de las razas más abyectas de la sociedad, tienen al menos la valentía de ser consecuentes con ellos mismos. Se diga lo que se diga y aunque lo intenten, ellos no engañan a nadie. Solo miran por su interés y lo llevan escrito en la frente, no pierden su tiempo intentando disfrazar la realidad. Saben perfectamente que a los listos no pueden convencerlos y los tontos comulgan igualmente, aunque sea con ruedas de molino. Somos nosotros, los imbéciles de turno, los que cerrando los ojos votamos a unos y otros sin pararnos a pensar que sus palabras, torpes parrafadas que ni siquiera esconden sus verdaderas intenciones, no encierran el más mínimo interés para con el ciudadano.


Ellos van a lo suyo y lo suyo es mandar, al precio que sea. Si puede ser a nivel mundial mejor que mejor y si es a nivel continental la cosa sigue estando muy bien. Si a nivel internacional no triunfan, no pasa nada, se olvidan del asunto y lo hacen de fronteras para adentro, actuando de forma arbitraria, como los verdaderos dictadores que son. La Democracia no es otra cosa (para nosotros, la plebe) más que el derecho a voto y sin embargo (simplemente por desencanto) ni siquiera ese derecho utilizamos con la amplitud que sería deseable.
Esa forma de proceder, aunque también sea una opción y un derecho, no es la correcta ni la conveniente. Lo correcto es castigar al sinvergüenza. Si así lo hiciéramos, otro gallo cantaría. Supongo que también Udes. habrán notado que nos toman por tontos y para más burla, previo a las elecciones, giran visita a los mercados y acarician la cara de los niños. ¿Abrase visto mayor desfachatez y burla más clara a nuestra inteligencia?. Que nadie dude (que nadie duda) que, como todo, lo hacen por su interés.

Dicho todo lo anterior, que no es nada nuevo porque hasta los más cortos de mollera lo tienen claro como el agua, reitero nuevamente que de pequeño fui fiel seguidor de los aventureros del momento... Que nadie crea que yo me tengo por listo, que no es así.
Ya de niño era fiel consumidor de los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín, El Capitán Trueno y El Guerrero del Antifaz. Todos ellos acaparaban buena parte de mi asignación semanal y yo, que apenas podía pagar lo que estos tebeos costaban, hipotecaba gran parte del disfrute con mis compañeros, a cambio de la lectura de las aventuras de estos héroes imaginarios. Quiero decir que, al fin y al cabo, también yo he sido y soy uno más de los tontos consumidores de la farsa y negocio de los demás, pero eso no impide que me dé cuenta del error.
Sin embargo votar, desde mi punto de vista no es un derecho, sino un deber. Solo ejerciéndolo podremos evitar la burla de la que somos objeto.
Yo soy un gran aficionado a ver en la televisión el Tour de Francia y haré un símil con lo acontecido en una de las etapas de una década atrás... A falta de apenas 6/8 Km. para la meta, Alberto Contador y un grupo de corredores entre los que se encontraba el actual Maillot amarillo Schleck, neutralizó a tres de los cuatro fugados que amenazaban su llegada a meta en solitario. Contador y Schleck demostraron tener fuerzas más que suficientes para alcanzar al último fugado pero éste último, quizás siguiendo instrucciones de su equipo, se limitó a seguirle en cuantos intentos de despegue del grupo perseguidor realizó Contador, sin relevarle en ningún momento y parando cuando Contador paró evitando la burla.

El resultado, ganador de etapa el escapado Riblón que no tenía posibilidad alguna de hacerlo si hubiera habido entendimiento entre los líderes.
Lo mismo ocurre en política. Lo importante no es la gente, ni el estado, ni los intereses generales. Lo importante es aniquilar al contrario. Sánchez, como el Guerrero del Antifaz, tiene como única meta ganarle la partida al contrario aunque para ello tenga que destrozar el país, permitiendo a cuatro sinvergüenzas que independicen una parte del Estado Español o permitiendo que consigan los mismos beneficios, como si tal cosa ya hubiera ocurrido.
Lo importante es seguir en el sillón, haciendo caso omiso a la ruina nacional o particular de sus habitantes. Pedro Sánchez no cuenta con el "antifaz del guerrero" pero, con el apoyo de los sinvergüenzas que propugnan la independencia de Cataluña y Euskadi, cuyas demandas atenderá sin duda, permanecerá en el sillón (al menos) hasta el final de la legislatura.


Cuando termine ésta y sigamos inmersos en una crisis agravada por los beneficios particulares otorgados a las comunidades autónomas opresoras, espero y deseo que los votantes recuerden quien es el culpable de que este hecho se haya producido.
Y no lo digo porque el actual gobernante se llame Sánchez y represente a un partido que se supone nacional y defensor de los humildes trabajadores. Lo digo por aquel que, con la única pretensión de seguir mandando, se une a la Catalunya más radical apoyándoles con el tema del "derecho a elegir" y arañando en la maltrecha cartera de todos los españoles. Cuando otro partido actúe de forma parecida lo criticaré igualmente, no tengan la menor duda.

Que nadie piense que esto son nimiedades. Esto es solo el principio de la gran tempestad que, a medio o largo plazo, puede provocar el desmembramiento de España. Sin embargo, si esto ocurre, no será por culpa de quienes lo provocan (independentistas) y de quienes lo amparan actualmente (gobierno) sino del pueblo español que con sus votos lo consiente. En Catalunya sale un millón de personas a la calle y lo consiguen todo... ¿Donde están los 45 millones de españoles restantes?. Por lo visto en todo lo largo y ancho del territorio nacional solo ese millón de personas tiene lo que hay que tener. ¿Estaremos el resto capados y no nos hemos dado cuenta?. ¡Voy a mirarme al espejo, no sea cosa que...!
Por lo pronto, con el apoyo de los socialistas, Catalunya hace oídos sordos al veredicto del Tribunal Constitucional y legisla actuaciones contrarias a la Constitución y al Estado, mientras los vascos piden y consiguen. ¿Quien es el culpable de que esto ocurra?. Que cada cual responda lo que considere oportuno, pero es necesario que la sociedad lo tenga claro, nada más. Si a los votantes les da igual allá ellos pero repito, si nadie lo remedia, esto es el principio del fin de la España que conocemos.
Porque detrás irán otros y otros y otros más...

RAFAEL FABREGAT

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