7 de mayo de 2010

0074- DECLIVE Y RESURGIR DE CABANES.

Arco romano de Cabanes. (Siglo I d.C.)
Aunque algunos jóvenes sonrían ante tal afirmación, el pueblo de Cabanes tuvo mayor esplendor cuanto más retrocedamos en el tiempo. Naturalmente ignoro los pormenores de lo que pudiera ocurrir por estos lares varios siglos atrás, puesto que hay muy pocas cosas escritas pero, si nos atenemos a las leyendas y a lo transmitido verbalmente desde tiempos inmemoriales, nuestro pueblo siempre fue uno de los más importantes de nuestra comarca y esa importancia la hemos conocido todos quienes tenemos algún interés por su historia y hurgamos permanentemente en todo aquello que esté relacionado con nuestro querido pueblo. Situado a escasa distancia de la confluencia de la Vía Augusta con el camino que unía la costa con el interior (Camí de la Fusta) Cabanes fué aldea romana, se dice que la legendaria Ildum, cuando en toda esta comarca apenas había cuatro chozas diseminadas por todo el territorio.

Ruinas del Castillo de Abalat.
A la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, viendo sus posibilidades, éstos la convirtieron en importante núcleo de población y centro comercial de todo aquello que los nativos producían en la comarca; todo ello en un momento en que pueblos como Torreblanca y Benlloch apenas existían como simples aldeas en posesión de los Castillos de Albalat y de Miravet, mientras Vall d'Alba lo era del de Vilafamés y la Pobla Tornesa del castillo de Montornés. En el siglo XIII, a la llegada de los pobladores cristianos catalanes que trajo consigo el Obispo de Tortosa Poncio Torrellas, tras la derrota de los musulmanes por Jaime I el Conquistador y toma de posesión del Castillo de Miravet, la mayor parte de las viviendas aún eran bastante rudimentarias motivo por el cual se dice que pusieron al pueblo el nombre de Cabanes (Cabañes, en catalán).

Ruinas del Castillo de Miravet.
Sin embargo en ese momento de la historia, cuando los musulmanes fueron expulsados a la llegada de Jaime I el Conquistador, Cabanes ya contaba con algunos edificios de importancia y, a su alrededor, al menos dos hornos y casi doscientos fuegos. El ascenso fue rápido e imparable a partir de ese momento, al tiempo que Miravet y Albalat fueron en declive hasta su anexión a Cabanes y desaparición final, como mucho antes lo fue el Castillo de Sufera, anexionado a Miravet. Pero, una vez más, los tiempos cambian...
A finales de la década de 1.960 llegó el turismo y los pueblos del interior quedaron anclados en el pasado, mientras los de la costa aumentaban a velocidades de vértigo. Los turistas de entonces, con recursos también muy limitados, solo estaban interesados en el gratuíto "sol y playa" así como en los bajos precios que España tenía con respecto a su lugar de procedencia.

Ayuntamiento de Cabanes.
Pueblos como Oropesa, que apenas llegaban entonces a los 1.000 habitantes, unas décadas después han sobrepasado los 11.000.
El turismo empezó a cambiarlo todo y negros nubarrones asomaban por el horizonte amenazando la estabilidad de los pueblos interiores de un país hasta entonces anclado en costumbres y formas de vida tradicionales. Algunos, los más pequeños, quedaron abandonados mientras los pueblos costeros empezaban a ampliar su población de forma desorbitada. Pueblos como Cabanes, con una cierta importancia agrícola y relativamente cercanos a la costa no temían al peligro del abandono, pero sí a la merma de sus posibilidades como pueblo al ver bajar el número de vecinos de forma alarmante. De los casi cuatro mil habitantes (3.957) que Cabanes tenía en 1.910 se pasó a los tres mil (3.050) en el año 1.970.

A pesar de disponer de una agricultura floreciente, envidiada por todos los pueblos de la comarca, con una producción superior a los 10 millones de Kg. de uva, otros tantos de naranja y al menos uno de almendras, entre otros muchos cultivos, la población mermó en sesenta años en más de 1.500 habitantes, más del 40%. Los vecinos y autoridades se lamentaban de que cientos de familias cerraran las puertas de sus casas y marcharan a Barcelona, Castellón o pueblos costeros en menosprecio de su pueblo. El 80% de los vecinos de Miravet y otras masías entonces habitadas, marcharon a pueblos vecinos como Benicasím, Oropesa y Torreblanca, cuando no a Castellón y lo mismo ocurría con los jóvenes de La Ribera que también abandonaron las diferentes zonas que les vieron nacer.

Barrios como La Estación llegaron a tener tres tiendas y dos bares mientras que hoy, sin contar a los marroquíes llegados en los últimos años, quedan menos de veinte vecinos. El emblemático edificio ferroviario en estado totalmente ruinoso, por culpa de la desidia de las autoridades de turno. El núcleo de la Venta San Antonio será probablemente el único que ha visto mantener o aumentar el número de vecinos.
El declive de Cabanes no finalizó y en el año 2.000 llegó a su cota más baja, quedando la población en 2.359 vecinos, una cifra inferior a la que tenía el año 1.857 que ya entonces contaba con 2.477 habitantes.
Ya en el siglo XXI y en el triste momento de crisis generalizada, que nos invadió en el año 2.010, nada hay garantizado a pesar contar con el Aeropuerto de Castellón a seis kilómetros ya acabado y en funcionamiento.

Como todos sabemos el Proyecto de Marina D'Or Golf y "Mundo Ilusión" quedó borrado del mapa con la crisis, pero Cabanes está donde estaba, a veinte minutos en coche de la costa, una costa a la que llega nuestro término municipal. Todos los pueblos costeros se enriquecieron con la llegada del turismo, excepto Cabanes. Nosotros perdimos el tren sesenta años atrás y mucho me temo que ya no lograremos recuperar el tiempo perdido. Ellos son quienes han de pelear, contra todo y contra todos, para poder atrapar aquel tren que generaciones anteriores dejaron escapar por la falta de interés de quienes entonces gobernaban. Terratenientes necesitados de mano de obra barata, a quienes el progreso no interesaba.

De todas formas el tesón siempre tiene su premio y las muchas familias que apostaron por seguir luchando en su pueblo, poco o nada tienen que envidiar a aquellos aventureros que optaron por probar fortuna en zonas más alejadas. La mayor parte de ellos, no hicieron otra cosa que ganarse la vida sin más. Algo que también hicieron los que aquí se quedaron. Me decía un amigo, que bien me quiere, que a los que son como yo él les llama "helicópteros", gente que sube muy lentamente pero que sube al fin y al cabo y de forma permanente.
- Yo -decía él- soy un "cohete", que sube rápidamente y baja a la misma velocidad. 
Desde mi punto de vista, el resurgimiento de Cabanes que señalo en el título de esta entrada, todavía no se ha producido.

Que un número indeterminado de familias haya vendido unas fincas a Construcciones-2000 y haya sacado unos buenos dineros que les ha permitido arreglar sus casas, comprarse un buen coche y disponer de unos ahorros en el Banco, no tiene nada que ver con el verdadero "despegue" que Cabanes tiene que realizar en un futuro no tan lejano. El "resurgir" de nuestro pueblo lamentablemente se verá retrasado por las circunstancias actuales de crisis generalizada y global, pero llegará algún día porque el pueblo, su ubicación y su entorno unidos a una juventud preparada y capaz, tienen todas las posibilidades para que así seqa. El Aeropuerto de Castellón, la Autovía CV-10 y un pueblo como Cabanes, con un término municipal privilegiado que, como decía su entonces Alcalde, "ho tè tot", no puede quedar relegado indefinidamente a la mediocridad.

Cabanes no ha sido un pueblo con suerte, pues han sido sus propios vecinos quienes han puesto zancadillas para frenarlo. Mala gente que ha progresado justamente gracias a sus malas artes. Como ya se sabe, en política, cuanto peor mejor. Todos esperamos que más pronto o más tarde lleguen jóvenes que tengan proyectos y los saquen adelante, situando el nombre de Cabanes a las más altas cotas, de las que no debió bajar jamás. Sin embargo que nadie se engañe, nada de esto se consigue sin esfuerzo y es mucho el trabajo a realizar. Hay que demostrar a quienes apostaron por marchar a otras latitudes que, con trabajo, también aquí se puede triunfar. Una vez más debo repetir aquello de que en ninguna parte "atan los perros con longanizas" y que para ganarse la vida trabajando son necesarias pocas aventuras. Trabajo hay en cualquier parte, lo verdaderamente difícil es ganar dinero honradamente y sin trabajar.
Eso sí es un arte... ¡que pocos saben hacer!.

RAFAEL FABREGAT

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